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El Ministerio de Turismo rescata las fachadas de la Zona Colonial

En una primera etapa serán reconstruidas 37 estructuras en la Zona Colonial, y de común acuerdo con sus propietarios se quiere colocar esos colores encontrados de manera que estas estructuras enriquezcan visualmente al casco histórico dijo a Diario Libre la arquitecta Karla Quiñones, asistente de la directora del proyecto de remozamiento del casco histórico que realiza el Ministerio de Turismo con fondos del BID.

En esta etapa de reparación de las caras de los edificios coloniales participarán los arquitectos Ligia Calero, Ruth Velásquez y Esteban Prieto.

Se trabajará principalmente en la calle Arzobispo Meriño con 11 fachadas; en la calle Hostos donde se arreglarán seis fachas; en la calle Salomé Ureña con seis fachadas, en tanto que se harán trabajos en las calles Luperón, José Reyes, Las Mercedes, Duarte y 19 de Marzo.

Los trabajos de renovación de fachada de unas 120 viviendas han sido acompañados en parte por la arquitecta Mauricia Domínguez, quien ha podido constatar que entre los siglos XVI y XVII hubo colores de moda.

“Cuando se va llegando a las capas más profundas encontramos colores como amarillo oro, que es un poco tirando a mostaza.

Rojo almagro que se utilizó muchísimo. Lo que nos falta es determinar en qué momento en particular de los 500 años de historia de la Ciudad Colonial se usaron esos colores, pero fueron tan importantes que hasta en la Catedral estuvieron”, sentencia la investigadora Domínguez.

Lamentablemente el presupuesto no permite demostrar en qué momento de la historia se usaron esos colores.

“En los trabajos que hemos hecho encontramos similitud de color en la mayoría de las capas”. Sin embargo, para ser preciso se necesitaría de la participación de historiadores y de análisis científicos, que no los hay en el país, que determinen los elementos que se usaron para conseguir los colores.

En algunas estructuras han aparecido colores todavía más interesantes, aunque no tan populares. “Yo he encontrado dos grandes edificios con un color azul añil y en otra investigación se encontró un verde esmeralda”, destaca Domínguez, quien no oculta su fascinación por los descubrimientos.

No obstante, el blanco es estuvo presente en las edificaciones. “Siempre aparece el blanco, porque por el encalado, parte de la terminación de la vivienda se daba con cal y esta es blanca”, cuenta Domínguez que “ese blanco se acompañaba de un zócalo rojo vino, muy marrón, que estaba en la parte baja de agua. Lo hay de diferentes alturas y se usaba para cuidar la estructura”.

Conocer los colores que tenían las edificaciones coloniales durante sus primeros siglos no solo alimenta la curiosidad. Para la arquitecta estos colores y otros cambios arquitectónicos de los edificios coloniales como modificaciones de las ventanas, marcos de las puertas y portales demuestran que la Ciudad Colonial siempre estuvo cambiando.

 

 

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