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¡Defiéndase, lo quieren asaltar!

Por Manuel Quiterio

En diciembre pasado el alcalde del Distrito Nacional hizo un alto y salió de su bucólico mundo del golf  en Juan Dolio para promover en Santo Domingo la aprobación de nuevos impuestos para los capitaleños.
Con apoyo del PLD, PRD y PRSC obtuvo que el Concejo Municipal aprobara las resoluciones 3/2010 y 4/2010, que meten las manos de Roberto Esmérito Salcedo Gavilán en nuestros bolsillos para sacar más dinero para su incurable vocación para malgastar recursos públicos. Dos regidores, talvez  desoyendo la orden de los jefes de  su partido, votaron en contra: Waldys Taveras y Consuelo Despradel.
Además de estos dos solitarios concejales, han enfrentado a Esmérito el Consejo Nacional de la Empresa Privada, la Asociación de Constructores y Promotores de  Viviendas, la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana y la Asociación de Hoteles de Santo Domingo.
Este hecho, erróneamente, hace pensar a los habitantes de la capital que la ambición del acalde golfista sólo afecta a los empresarios. No es así. Si el Congreso Nacional y los tribunales de justicia no detienen a Salcedo Gavilán, los propietarios de viviendas, edificios comerciales y solares del Distrito Nacional, tendrán que sacar de sus bolsillos cientos de millones de pesos para aumentar los gastos inútiles del cabildo, ya que pagarán RD$2 mil por cada millón de pesos que valgan sus inmuebles.
Es decir, que si su casa vale tres millones de pesos, tendrá que pagarle seis mil pesos (quinientos pesos mensuales) por el nuevo impuesto. Una residencia valorada en RD$6 millones, pagaría RD$12 mil a Esmérito (mil pesos mensuales).  Y para requintar, el alcalde golfista quiere que para cobrar el impuesto, el valor de la propiedad lo fije un empleado del Ayuntamiento.
Esmérito, que actúa con la complicidad de  sus socios del PLD, PRD y PRSC, podría tener más dinero para desperdiciar, porque la ley obliga al Gobierno Central a entregar a los ayuntamientos el 10% de las recaudaciones, pero él cree que es más fácil meter sus manos en nuestros bolsillos, que ponerse los guantes con el presidente Fernández.
La ley no lo faculta para crear impuestos, pero lo interesante de esta nueva comiquería de Esmérito es que los líderes empresariales, siempre cautos en enfrentar al poder político,  esta vez -cansados de sus sandeces- parecen decididos a defender sus derechos en los tribunales; y, de ñapa, hacernos el favor de impedir que el alcalde golfista se burle una vez más de los capitaleños, que algún día se enterarán de que para dirigir su ciudad se requieren más méritos que ser merenguero, cómico de TV o “programero” mediocre.

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