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Construyendo una agenda común para el desarrollo económico sostenible: acciones prioritarias

Discurso de Haydée Kuret de Rainieri en el Foro de Negocios e Inversión para la Reconstrucción y el Desarrollo Económico de Haití, celebrado esta semana en el Hotel Hilton, de Santo Domingo.

Muy buenos días:

Como es obvio, mi participación en este importante Foro de Negocios con el tema de una Agenda Común para el Desarrollo Económico Sostenible de Haití, se referirá básicamente a la industria turística.
Voy a basar mi exposición en tres puntos fundamentales, pero antes de proceder es importante, como punto de partida,  recordar que la industria turística es:
– la mayor industria del mundo
– la actividad económica más dinámica de la economía mundial
– el más rápido generador de divisas
– la respuesta más rápida a las necesidades de desarrollo de los países no industrializados
y gran generador de empleo, con la ventaja de favorecer la contratación de personal menos calificado y con menos oportunidades.

Punto número uno.
– Haití ha sido un país con magia turística.

En los años 50 y a principio de la década de los 60, Haití  era muchos más conocido y visitado por turistas que la Republica Dominicana. Era, sin lugar a dudas, el país más conocido del Caribe. Su historia y su cultura eran imanes para visitantes europeos y americanos y existían hoteles legendarios como Habitación Leclerc, que llenaron toda una época.
Los problemas sociales y la inestabilidad política, enemigos número uno del turismo,  destruyeron la actividad turística que se desarrollaba en Haití. Y ni sus gobernantes ni su sociedad, fueron capaces de enfrentar esta situación que degeneró en una anarquía económica y social, convirtiendo al hermano país en unos de los más pobres del universo. El auxilio internacional fue asimismo incapaz de ayudar a este país a salir de la situación de caos y pobreza que lo embargaba. Hoy, a la situación que por años ha vivido Haití, se suma la catástrofe recién acontecida, que sin embargo, a mi modo de ver, podría convertirse en el impulso necesario para su relanzamiento. Siempre y cuando los haitianos sean capaces de ayudarse a sí  mismos, aprovechando la ayuda extranjera y desplegando la voluntad para desarrollarse como un país del siglo XXI.

Punto número dos.
–  La confianza de los turistas es recuperable.

El turista es un individuo que decide salir de su entorno para vacacionar o realizar actividades de negocios y se atemoriza frente a los problemas sociales, la inseguridad y catástrofes naturales como la ocurrida en Haití. Sin embargo, aunque es ardua la labor, la confianza del turista se recupera con planes estratégicos, con actividades promocionales adecuadas, buen mercadeo, y en general, con acciones orientadas a la creación de un destino, implementadas debidamente. Ejemplos los tenemos en casos como Irlanda, hoy uno de los países emergentes en materia turística; Colombia con una campaña marca país admirada a nivel mundial; Puket ya en franca recuperación turística, por solo mencionar algunos países.

Punto número tres.
– El desarrollo turístico puede implementarse por zonas o regiones.

Entre las muchas ventajas que ofrece la industria turística, está  la facilidad de desarrollar el turismo en áreas o zonas especificas de un país. En el caso de Haití, existen áreas que no sufrieron con el terremoto y que han estado aisladas de la turbulencia social que ha arropado al país. Labadie, por ejemplo, una playa en la costa norte haitiana cercana a Cabo Haitiano, cuenta con un área para recibir barcos turísticos que fue construida hace unos  años por  una compañía de cruceros para atracar sus barcos y ofrecer a sus turistas un día de sol y playa en El Caribe. Este lugar es visitado por el crucero más grande del mundo desde que inició sus operaciones el pasado año y este invierno más de 150,000 personas desembarcó  en Labadie. A pesar del terremoto, la compañía de cruceros mantuvo la llegada de su barco como una forma de ayudar a la economía haitiana, y actualmente está  haciendo una inversión de más de 50 millones de dólares para mejorar estas instalaciones.
¿Con esto en mente, qué puede hacer la Republica Dominicana para colaborar con el desarrollo turístico haitiano?
Existen en el área de Cabo Haitiano otras zonas de fácil desarrollo turístico: Sans Souci y La Citadel, ambas patrimonio de la humanidad. Alrededor de una hora de Puerto Plata por avión y a unas cinco horas, (aproximadamente) por vehículo, eran visitadas por turistas que venían a la Republica Dominicana, en excursiones que se vendían en nuestro país. Podemos ayudar y fomentar el desarrollo turístico, y por ende, el desarrollo económico haitiano, con la restauración de estas excursiones. Y a este respecto, en las próximas semanas está pautada una reunión entre los Tour Operadores, Agentes de Viaje, la Asociación de Hoteles de la región Norte de nuestro país y Asonahores, con algunos empresarios turísticos y funcionarios de Haití,  y la Presidente de la Cámara de Comercio Dominico-Haitiana de la Republica Dominicana.
La oferta de estas excursiones a los turistas que nos visitan, podría asimismo ser extendida  a otras zonas turísticas de nuestro país. Por ejemplo a Bávaro-Punta Cana, La Romana-Bayahibe y Santo Domingo, con excursiones por avión que se convertirían además en una atractiva oferta complementaria para el turista que visita la Republica Dominicana, permitiéndole conocer dos países en un solo viaje. Recuerdo las excursiones a pasar el día en Haití, que a principio de los años 70 el piloto Manolo Lamarche en su avión de 28 pasajeros, ofertaba a los contados turistas que venían a nuestro país, y que se realizaban una vez a la semana.
Otro atractivo a desarrollar pero que requiere orden y control y una muy definida estructuración, serian las visitas a los mercados dominico-haitianos en la frontera. Esto necesitaría de una reducida inversión para adecuar las instalaciones y el entorno, de manera que se convirtiera en un real atractivo turístico y fuente adicional de ingresos. Este mercado podría expandirse con artesanía dominicana y haitiana, la venta de guarapo de caña y otros atractivos adicionales.
Con estas acciones además, estaríamos contribuyendo a restaurar la cultura turística en los haitianos, que por el tiempo transcurrido han olvidado el inmenso valor e importancia del turismo.
Me permito hacer una sugerencia: La firma de un acuerdo entre ambos países para reducir las tasas y cargas aéreas para las excursiones desde la Republica Dominicana hacia Haití, como una forma de incentivar su desarrollo.
Finalmente quiero traer un punto delicado pero que considero importante y espero no sea mal interpretado. La industria turística es frágil en cuanto a imagen y percepción y cualquier error puede dar al traste con ella. Ni en este momento ni en el futuro, consideramos oportuna la promoción de los dos países juntos porque nos ha tomado 40 años establecer nuestra industria turística, y crear un destino reconocido y respetado a nivel mundial como un lugar seguro política y socialmente. Hemos convertido al turismo, contra viento y marea, en el motor de desarrollo de nuestro país, en el mayor generador de divisas, la mayor industria de exportación y una gran generadora de empleos.  Y esto no podemos ponerlo en juego porque podríamos perder todo lo que hemos desarrollado.
Por el contrario, si mantenemos nuestra posición de fortaleza turística, estaremos en condiciones de apoyar y colaborar en la creación de un Haití  para el siglo XXI.

Muchas gracias.

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