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México no logra detener la caída en su actividad de cruceros

A tono con una tendencia que se viene manifestando desde finales del 2011 y de la que ya habían alertado muchos expertos y medios, la actividad de cruceros sigue descendiendo en los puertos mexicanos, que han reportado entre enero y abril del presente año una reducción del 24,9% en llegadas de embarcaciones de ocio y del 20,7% en la cifra de cruceristas recibidos a bordo de ellas, de acuerdo con las últimas estadísticas oficiales.

De acuerdo con Caribbean News Digital, estos resultados porcentuales han sido ampliamente difundidos por la prensa mexicana y están basados en un informe de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante, elaborado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de ese país (SCT) que apunta que en el primer cuatrimestre del 2012 arribaron a las radas locales un total de 810 cruceros, contra mil 78 barcos recibidos en igual lapso del año precedente.

En el caso del número de cruceristas, el reporte puntualiza que hasta abril sumaron 2 millones 51 mil 129 los atendidos, casi 500 mil menos que en 2011, cuando ese número ascendió a 2 millones 586 mil 345 pasajeros.

Tras realizar un análisis por zonas, el informe concluye que las caídas en el Pacífico mexicano se contienen un poco, al mostrar mejor desempeño en estos primeros cuatro meses los puertos de Manzanillo, La Paz y Ensenada, mientras que Cabo San Lucas, Zihuatanejo, Huatulco y Acapulco siguen registrando descensos.
Sin embargo, lo realmente curioso es que también se aprecian reducciones importantes en las cifras de arribos de cruceros a la región del Golfo-Caribe, representada por Punta Venado, Cozumel y Majahual en Quintana Roo, así como Progreso en Yucatán, que históricamente había sido una zona con alza en la actividad.

Debe recordarse que en 2011 los puertos del Pacífico mexicano perdieron buena parte de la cuota del turismo de cruceros que tenían, al estar marcados por el estigma de la inseguridad, un problema que no parecía afectar para nada en el desempeño de ese mismo rubro en los puertos caribeños, que vivían por entonces una especie de bonanza.

Pero la tranquilidad terminó por convertirse en preocupación también en el Caribe mexicano, cuyos puertos, con excepción de los de Cozumel, han comenzado a ver desde inicios de este año como los grandes buques se alejan y dejan de incluirlos en su programación de escalas.

Ante una situación de desgaste que ya parece afectar por tanto a ambos litorales de ese país y que algunos califican incluso como de “franca decadencia”, las autoridades locales, la iniciativa privada y los administradores de puertos han coincidido en reconocer que es preciso darle un vuelco total a la industria de cruceros en México, gestionando iniciativas y proyectos que apuesten por la diversificación en la oferta que cada región garantiza a las embarcaciones de ocio y a los viajeros que estas mueven.

No obstante, si ese cambio no se da rápido y de manera muy ágil, como corresponde a los tiempos actuales y a un sector en el que la competitividad mundial es cada día más elevada, está claro que México seguirá perdiendo cruceros, turistas y abundantes ingresos por ese concepto.

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