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Llibre advierte el sector turismo y la economía pierden competitividad

El presidente de ASONAHORES, Julio Llibre, propuso la elaboración de un plan de desarrollo turístico a 10 años, la creación de un consejo nacional de desarrollo turístico y la revisión de los aspectos fiscales y todos los demás temas relativos a la competitividad del sector.

Explicó que estas propuestas, presentadas ayer en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, constan en un documento elaborado con la participación de las entidades del sector que participan en ASONAHORES. A continuación un resumen de las principales sugerencias expuestas:

Plan de desarrollo turístico. El turismo como sector estratégico nacional debe contar con un plan de desarrollo a 10 años, consensuado con los actores privados a través de sus organizaciones representativas, que integre los temas nacionales y particulares de las distintas regiones turísticas. Dicho plan debe indicar objetivos específicos, estrategias y acciones para los distintos segmentos que integran la oferta turística. Además, debe identificar las infraestructuras necesarias en cada zona, considerando tanto las necesidades propias del turismo como de las comunidades de los entornos.

Consejo nacional de desarrollo turístico. Dada la importancia que tiene el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo Turístico, debería instituirse el Consejo Nacional del Desarrollo Turístico, dirigido por el Presidente de la República y asistido por los principales ministros y representantes de las entidades que tienen roles importante en el acontecer del sector. Asonahores debe ser parte de este organismo.
La reconversión de los activos turísticos: La mejora continua y la reconversión de los activos turísticos que han quedado obsoletos, deben ser temas permanentes del sector. Para ello es preciso crear mecanismos de financiación e incentivos fiscales que estimulen las renovaciones para ser competitivos.

Macroeconomía. He insistido en varias ocasiones en la necesidad de armonizar y alinear las políticas monetaria y fiscal con el desarrollo del turismo y por ende de la economía. Para esto es necesario previamente sincerar las cifras macroeconómicas. Hacer una revisión de las variables que miden nuestro desempeño para que definamos la validez de los análisis, los diagnósticos y las tendencias de las que hablamos y que sirven de marco de referencia para la adopción de políticas de largo plazo.

Existe la impresión de que las recaudaciones fiscales, parafiscales y cuasi fiscales están subestimadas, que la tasa de inflación no refleja la realidad del costo de la vida de la población. Estas inconsistencias impiden comparar el grado de competitividad que posee la economía.

Debemos procurar que las tasas de interés mantengan una tendencia estable a la baja, pues el factor financiero es un importante elemento de costo. Un país se desarrolla con tasas de interés no solo altas sino impredecibles.

Las cifras del cada vez más grande déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, son el mejor testimonio de que hemos perdido competitividad cambiaria y somos un destino relativamente caro para el turismo, porque la moneda extranjera ha perdido poder adquisitivo y eso deteriora el margen de operaciones de las empresas turísticas y tiende a deteriorar la calidad del producto. Se requiere un tipo de cambio más flexible, que por lo menos compense el diferencial de inflación con el exterior.

La competitividad del producto turístico Dominicano tenemos que revisarla. Ya hemos recibido innumerables mensajes de los barómetros que miden la competitividad que muestran pérdidas en este terreno.

Reforma fiscal integral. El turismo como sector exportador de servicios necesita de un escenario de competitividad fiscal. La reforma fiscal integral a que está abocado el país, debe definir un sistema tributario para el turismo que sea neutro en relación a nuestros principales competidores. Las cargas tributarias al sector deben adecuarse a la competencia existente en el entorno regional para que el producto pueda ser competitivo y mantener el país como destino de inversiones.

Energía. Debido a la gran ponderación de la energía como factor de producción en los servicios turísticos, resulta imprescindible que el alto costo que esta posee sea enfrentado con soluciones estructurales permanentes. El costo del producto turístico no es competitivo con el del resto de la región. Esto provoca que los resultados de la explotación hotelera hayan venido contrayéndose en comparación a los de otros destinos.

Exoneración de impuestos. En el sector turismo las exoneraciones puntuales (no generalizadas) de impuestos son herramientas para competir y atraer negocios y nuevos ingresos al país y al Estado. Por ejemplo, para incentivar el desarrollo del segmento de congresos, sería de gran provecho la exención del impuesto del 16% a los que se realicen en el país. De igual manera, la adopción de una política Tax Free para las ventas del comercio a los no residentes fomentaría el turismo de cruceros y las excursiones a Santo Domingo desde los polos turísticos.

Legislación laboral. Para ser competitivos y contar con un modelo de desarrollo sostenible hay que propiciar la formalización de la economía. La legislación laboral vigente fomenta la informalidad y la competencia desigual, a la vez que se perjudica la población activa informal que se excluye de los beneficios de la seguridad social. Es necesaria una revisión exhaustiva del código laboral para adecuarlo a la dinámica económica y la competencia en el exterior.

Ordenamiento del transporte público. Hay que ordenar el Transporte Público y eliminar los monopolios de los sindicatos. El servicio de transporte público eficiente y con la calidad que exige el sector estimularía la circulación de los turistas, y el incremento del gasto y la distribución de los beneficios del turismo más allá del entorno de los hoteles.

Educación y servicio. Es prioritario desarrollar un plan nacional de formación, capacitación y entrenamiento para los profesionales del turismo en ejercicio y para los futuros profesionales, priorizando los idiomas y el servicio. Esto debe estar acompañando de una campaña de educación pública de buenas costumbres y cortesía.

Promoción. El Ministerio de Turismo debe revisar el modelo de comunicación que utiliza para el posicionamiento del país y el apoyo a la comercialización internacional. El modelo debe responder a los cambios que se producen en los mercados y promover los nuevos productos turísticos. La capacidad creativa de MITUR y las empresas contratadas debe ser apoyada en investigación constante para evaluar la evolución y condiciones de los diferentes mercados. La importancia de la comunicación digital crece de manera vertiginosa y esto aconseja estrategias y acciones más agresivas para el uso de las herramientas y los medios digitales y la redes sociales.

La seguridad ciudadana. La seguridad un factor clave para el turismo, por esto advertimos del peligro de esta amenaza que empieza a sentirse en el país. Por ello además del esfuerzo que reclamamos a todos los estamentos del gobierno que inciden en este renglón, se plantea la urgente necesidad de dotar a Politur de mayores recursos y mayor institucionalidad como órgano especializado en la seguridad turística nacional. Un tema particularmente sensible son las carreteras de las zonas turísticas.

Seguridad jurídica e institucional. Hay que reforzar la seguridad jurídica a fin de garantizar las inversiones. Las aéreas más sensibles tienen que ver con los títulos de propiedad, los reclamos laborales, los cambios en las clasificaciones ambientales de los terrenos y en las densidades permitidas.

Hay que impedir y penalizar las actividades turísticas ilegales que hacen competencia a las empresas legalmente establecidas y supervisadas. El ministerio de medio ambiente debe mejorar su atención a la conservación de los recursos naturales en las zonas turísticas y perseguir a los responsables de la contaminación sónica y paisajística, incluyendo las instalaciones de las vallas publicitarias que saturan los espacios públicos.

Mejoras viales y señalización. Hay que mejorar la señalización de las carreteras que comunican los destinos turísticos; crear puestos de primeros auxilios e información tanto en las carreteras como en las comunidades adyacentes a los polos. Debe llevarse a cabo un programa de iluminación en las principales vías y en los entornos.

Ordenamiento territorial. Urge avanzar en los planes de ordenamiento para regular el uso del espacio y otras condicionantes, detener la arrabalización de los entornos de las zonas turísticas y eliminar los vendedores y proveedores de servicios en las playas.

Diversificación del producto. Si bien hemos sido exitosos en el desarrollo del turismo de sol y playa, ha llegado el momento de avanzar a otro nivel diversificando la oferta turística. En términos generales, esto requiere de un fortalecimiento de nuestra oferta complementaria para que podamos no solo vender hoteles aislados sino destinos integrales.

Apoyo financiero y capital nacional. Estimular la inversión privada nacional en el turismo implica revisar la contribución que la banca debe hacer en pro del desarrollo de esta industria.

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