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La pequeña inversión turística

Una de las características de nuestro desarrollo turístico en los últimos 15 años es el crecimiento de la inversión extranjera en el sector, y como consecuencia, el notable control de la oferta habitacional por parte de grupos hoteleros internacionales.

Algo parecido, pero en menor proporción y no cuantificado aún, ocurre con la oferta extra hotelera.

No es un tema para preocuparse, ya que tal escenario es resultado de las gestiones impulsadas desde el Gobierno y el sector privado para atraer capitales externos y al mismo tiempo, experiencia, a los fines de que suplan nuestras carencias para desarrollar actividades productivas, que creen empleos y riqueza.

Si hemos buscado afanosamente durante años inversión extranjera y lo logramos, debemos celebrarlo como un éxito.

En el caso del turismo, no habríamos alcanzado el desarrollo que exhibimos y los resultados económicos que esto aporta al país (20% del PIB), sin la participación de los grupos extranjeros.

No teníamos toda la pericia necesaria (know-how), tampoco los capitales, para abordar solos y con éxito la gran empresa de construir nuestro sector turismo.

Reconocer esto, sin embargo, no debe llevarnos a descartar como escenario deseable más participación de iniciativas locales en el sector. Esto- junto con un mayor eslabonamiento entre el turismo y nuestros demás sectores productivos- constituye el binomio que nos aporta la más impactante estrategia para incrementar los beneficios que el país obtiene de su sector turismo.

Esta reflexión viene al caso por el reciente planteamiento de Enrique de Marchena Kaluche sobre la actual legislación de incentivos. En una muy breve exposición, el expresidente de ASONAHORES planteó que la misma es un eficiente instrumento para captar inversión local y extranjera, pero necesitamos nuevas estrategias, “incluyendo financiamiento para fortalecer la pequeña y mediana empresa turística, hotelera y de oferta complementaria”.

Compartimos esta propuesta. Urge una mirada más creativa hacia el segmento PYME del sector turístico.

Esto implica, y compartimos este criterio de Enrique de Marchena, abordar desde el sector público “el tema del financiamiento, un aspecto crucial para la ampliación de la oferta y de iniciativas locales en el sector turismo”, porque la carencia de recursos financieros a bajo costo, ha sido una de las mayores causas que ha contribuido a que las empresas dominicanas no se hayan expandido con igual rapidez que las extranjeras.

Necesitamos nuevas ideas para atraer más inversión extranjera, pero es igualmente urgente abordar la cuestión de la inversión local y diseñar estrategias para fortalecer la presencia PYME en el turismo.

La experiencia de las visitas sorpresa del Presidente Medina, orientadas a apoyar el desarrollo de pequeños productores, confirman este enfoque.
Por Manuel Quiterio Cedeño

 

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