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Denuncian contaminación e inseguridad en Malecón

Un reportaje del diario Hoy denuncia el descuido del Malecón de Santo Domingo, y toda la extensión de la Autopista 30 de Mayo, que se oferta a los turistas como atractivos de la “Capital de la Cultura 2010”. Asegura que se ha convertido en un espacio metropolitano ideal para suicidas que escogen los arrecifes para lanzarse en picada al mar Caribe,  y de maleantes, bandidos, tunantes, pillos y rateros, chulos y prostitutas que operan impunemente de día y de noche.
Los habituales y ávidos pescadores, que lanzan sus carnadas desde los afilados arrecifes en la Autopista 30 de Mayo, viven atemorizados.  Cuando están afanados en capturar un gran Jurel, una Cojinúa, una Palometa  o Colirrubia, viven con el sobresalto de ser asaltados o asesinados. Hasta los aficionados a volar chichiguas dejaron la zona. La vigilancia policial es como  muelas de gallo. Curiosamente,  el área más atractiva, bien cuidada y vigilada,  es el helipuerto.
Escombros, hierbas, bancos y muros destruidos.  Jamelgos viejos y cansados, pastan libremente en el litoral.  Es la visión grotesca del deterioro. Muchos vendedores de alimentos que tenían casetas en las áreas de estacionamiento han abandonado los espacios, por los constantes asaltos.  En ocasiones se observan  parejas románticas dentro de sus  vehículos.
De tradicional área recreativa, de descanso, romances furtivos y tertulias dominicales,  esta hermosa zona de Santo Domingo se ha convertido en un lugar peligroso para recrear la vista o el alma.  El trayecto de la avenida George Washington, conocido popularmente como Malecón,  concentra los lujosos  hoteles, casinos, restaurantes, casas de cita, centros de masajes y lugares de diversión  del Distrito Nacional. Los extranjeros atraen prostitutas al área de los hoteles. Sexo fácil y barato.  También los delincuentes se sienten atraídos por víctimas fáciles de desvalijar.
Los centros de masajes, un tipo de negocios donde se obtiene sexo caro, rápido y sin romance,  tienen sus buscones en el área hotelera. Estos personajes interceptan discretamente  a los turistas que caminan por la zona en horas nocturnas.  ¿Quiere un taxi? ¿quiere diversión?, preguntan.

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