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Arrancan los grandes carnavales dominicanos

República Dominicana ya se vistió de carnaval con el desfile, a partir de este pasado domingo 5 de febrero,  de carrozas y comparsas por las calles de esta ciudad, de Santo Domingo, de Bonao  y de Santiago, pueblos en los que esta expresión cultural alcanza su más alto nivel y acuden decenas de miles de turistas criollos y extranjeros.
Ya se escuchan los pitos, los fuetes suenan por doquier y la gente recorre las calles para ver desfilar los Diablos Cojuelos de La Vega y Bonao, Los Lechones de Santiago, Alibabá y Se me muere Rebeca  de Santo Domingo, con su derroche de alegría, colorido y movimientos que permiten vivir momentos inolvidables.

Carnaval propio

Cada uno de estos pueblos tiene su propio sello para los carnavales, que se han convertido en atractivos para la familia y los turistas que visitan el país, quienes cada domingo de febrero se desplazan para disfrutar  de los desfiles y la competencia  que va más allá de los vestuarios y caretas, porque muchas empresas se disputan los espacios y se da pasos a grandes fiestas y conciertos con artistas nacionales y extranjeros.

Lechones

En Santiago, el personaje central son Los Lechones tradicionales como los Pepineros y Joyeros, enriquecidos con recientes creaciones como los pueblonueveros y de El Egido, que desde este domingo desfilan por las calles de la ciudad.
Conforme crece la ciudad de Santiago, aumentan sus manifestaciones culturales, así como la historia que dio pie a Los Lechones, personaje principal de este carnaval, la cual no sólo se ha modificado en su objetivo, sino que se han multiplicado los grupos y sectores participantes.
La historia recogida por Don Tomás Morel, refiere que los primeros lechones surgieron como guardianes del orden en viejos Carnavales de Santiago, e iban delante de las comparsas para abrirle camino entre la multitud y así evitar la indisciplina de la muchachada.

Acueducto y protesta

Para Rafael Almánzar, director ejecutivo de Casa de Arte e investigador folklórico, este es un personaje que surgió en el siglo XX, y lo relaciona de forma directa con la falta de un acueducto para la época en la ciudad y esa protesta fue llevada al carnaval.
“A principio del siglo pasado no había acueducto, habían aguateros que distribuían el agua del Pueblo Arriba (30 de Marzo hacia el Monumento) y Pueblo Abajo (30 de Marzo, hasta el Río Yaque), ellos se disputaban la zona, esas pugnas fueron llevadas al carnaval, uno se denominaban los perros y otros los chivos, los mismos aguateros eran los mismos lechones”, reseña.
El folklorista refiere que tanto los lechones del Pueblo Arriba, como los del Pueblo Abajo, vestían disfraces idénticos, de lanilla de dos o tres colores. A estos dos grupos fundamentales, agrega un tercero (desaparecido), era un grupo intermedio, el grupo de Los Macos.

Iglesia y parque

“Cada grupo tenía su iglesia y su parque, los pleitos iniciaban en el cementerio de la 30 de Marzo y terminaban en la Cuba. Los maqueros eran de Villa Belén, sector ubicado detrás del Hospital que se conocía también como El Maco. Este grupo y su careta desaparecieron del carnaval y hay que rescatarlo y revalorizarlo”, resaltó Almánzar.
Entonces, no podían reconocer las de un mismo bando y muchas veces por equivocación se agredían entre ellos mismos. Se hizo necesario que surgieran distintivos entre los lechones del pueblo arriba conocidos como Pepineros, por sus cuernos lisos y su pico en forma de pato. Los Joyeros, del pueblo abajo, se distinguen por los cuernos con ramificaciones de chiflitos de sus caretas, con espinas o puyas y pico en forma de cerdo. La rivalidad entre bandos de lechones se mantuvo, según Almánzar, hasta la década de los 70.

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