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Serranía merece recibir más recursos

Manuel Quiterio Cedeño

En mi constante transitar por los caminos de la Patria, una de mis carreteras favoritas es la que une la Autopista Duarte con Jarabacoa; principalmente el tramo después que se pasa el desmantelado, centro vacacional construido originalmente para maestros.

Un día, de camino a Jarabacoa pasando por Buena Vista,  “descubrí” un letrero que identificaba el camino de acceso a la “Escuela Técnica Hotelera Serranía”. Lo vi varias veces y a pesar de la curiosidad que me despertaba –siempre de prisa- nunca me desvié a conocer ese lugar.

En el año 2015, en un acto en que la Asociación de Hoteles de Santo Domingo le hacía entrega de una donación de recursos económicos, recibí las primeras informaciones sobre Serranía y conocí a su directora Maribel Pichardo y comprometí a CICOM a ocuparse de las relaciones públicas.

Coordine una visita a la escuela y fue amor a primera vista. Encontré un lugar de formación único para muchachas de escasos recursos  en un ambiente acogedor, con un programa de estudios y ambiente dignos de ser replicado. Allí las jóvenes bachilleres en dos años, en un internado, obtienen cinco títulos: Técnico en Arte Culinario, Técnico en Repostería, Técnico en Panadería, Técnico en Servicios de Limpieza y Ama de Llaves y Técnico en Recepción Hotelera y Servicios de Restaurantes. Las que completan el ciclo reciben el título de “Técnico General en Servicios de Hospitalidad”. También pueden graduarse de uno o más de los cursos de nivel técnico.

Serranía, por su condición de internado, ofrece un nivel de formación humana y cultural que complementa lo técnico. En su programa tiene prioridad el desarrollo de la persona mediante un currículum balanceado, que enfatiza lo ético, la responsabilidad personal y social y el valor del trabajo. Las graduadas salen capacitadas para trabajar en hoteles, restaurantes, residencias universitarias, asilos de ancianos, centros de cuidado de niños, hospitales y comedores escolares.

Además de la carrera técnica, ofrece fuera de la escuela talleres y cursos de capacitación para personas interesadas en mejorar su formación, y a organizaciones que requieran mejorar la formación de sus integrantes en áreas relacionadas con servicios, hotelería, rendimiento laboral y conciencia ciudadana; entre otros. En estos cursos hasta el 2018 se habían formado 3,884 personas.

Recientemente, en la primera edición del “Galardón Luis Augusto Caminero”, de la Asociación Dominicana de Prensa Turística,  Serranía recibió el reconocimiento correspondiente a educación, por ser un proyecto especial con impacto directo en la formación  del capital humano para el turismo y con “potencial para estimular el desarrollo, la calidad y diversificación del producto turístico”.

La prueba del modelo de Serranía y de la calidad de la formación humana y técnica de las egresadas es que generalmente los establecimientos que las aceptan para hacer su pasantía, las emplean, y algunas ascienden rápidamente en la escala laboral. La escuela recibe constantemente peticiones para enviar a sus egresadas.

Es un proyecto de INDESCO, institución sin fines de lucro de la Iglesia Católica, tiene acuerdo con INFOTEP y se financia con donaciones de instituciones y empresas.

Me impresionó desde el primer momento el ambiente que allí existe que crea condiciones ideales para la formación; el orden, calidad y limpieza de sus instalaciones,  y lo mucho que hacen con los escasos recursos que recibe. En cada visita se refuerza mi convicción de que deberíamos replicar la escuela Serranía y apoyar al INDESCO para tener por lo menos una como esa con doble capacidad en cada región turística. ¿Quién vinculado al turismo se anima a donar una beca? Esta semana con su novena graduación Serranía cumple su décimo aniversario.

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