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Penosa confesión de Vladimir Céspedes

Quiterio Cedeño

Es más que un extravío sugerir que el turismo sexual puede devolverle a Sosúa el brillo perdido en su actividad turística, porque uno de los principales problemas de esa comunidad es precisamente el crecimiento de la prostitución impulsada por la permisividad y complicidad de pasadas administraciones municipales y autoridades de la provincia de Puerto Plata.
Los que creemos en el turismo como herramienta para el desarrollo, debemos rechazar que Sosúa sea entregada al turismo sexual, y pedir al Ministerio de Turismo que ahora que designó un nuevo responsable para la región de Puerto Plata, gestione con las demás instancias del Gobierno, una acción sostenida para sacar de las calles el comercio sexual.
La prostitución puede ser considerada un mal endémico a escala planetaria, pero una cosa es aceptar que esta actividad existirá y sobrevivirá los esfuerzos para ser erradicada totalmente, y otra permitir que el centro de una comunidad como Sosúa se convierta en un burdel que nos avergüenza a todos y aleja -no por puritanismo- a las personas que no quieren ser parte ni compartir el penoso y ofensivo espectáculo que se vive a todas las horas del día en las 10 cuadras que integran lo que puede llamarse el centro histórico de esta ciudad digna de mejor suerte.
Para saber si el comercio sexual puede ayudar o hundir el turismo, basta analizar el comportamiento de los indicadores del sector para comprobar que la actividad turística en Sosúa fue más pujante en los años 90 y en la primera mitad de la pasada década cuando aún el centro de esa ciudad no había sido convertido en una zona libre para el ejercicio de la prostitución.
Esto ocurrió con el silencio cómplice de las autoridades del municipio incluyendo al flamante representante del Consejo Estatal de Azúcar en la zona, el señor Vladimir Céspedes, que entonces fue alcalde de Sosúa y ahora vuelve a la escena pública como defensor de las nefastas acciones que entregaron esta atractiva comunidad a los traficantes de la prostitución.
Céspedes respalda la conversión de Sosúa en lugar para el turismo sexual para justificar su vergonzoso pasado de alcalde de esa comunidad, en cuya gestión se promovió la prostitución; porque es absurdo pensar que  el renacer del turismo pueda realizarse aupando uno de los principales males que está liquidando la prosperidad que trajo esta actividad a la zona en los años noventa.
Quienes conocen la evolución del turismo en la Costa Norte, son testigos del éxito alcanzado por el turismo en Sosúa, cuando era posible caminar y disfrutar de un paseo por su zona céntrica y la calle Pedro Clisante, hoy zona de prostitución, y se podía disfrutar de variada oferta de restaurantes, bares, tiendas y otros negocios turísticos.

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