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Para entender las muertes por Clerén

Por: Manuel Quiterio Cedeño

Impactado por las muertes ocurridas por consumo de Clerén, busqué y encontré información interesante que quiero compartir.

República Dominicana tiene tres destilerías que procesan azúcares de caña para producir alcoholes usando tecnología avanzada, y sirven principalmente a la industria del ron para consumo nacional y exportación. Su producción supera los 45 millones de litros de alcohol etílico, grado alimenticio. Una parte se exporta y genera unos US$210 millones anuales de ingresos.

Esta producción de las licoreras la regula la Dirección General de Impuestos Internos y cumple con exigentes normas de calidad definidas por las agencias del Gobierno. Este alcohol paga los impuestos más altos de la región, los de USA, España, Francia y muchos otros países. El ron exportado no paga impuestos.

Mientras, Haití tiene más de 1,000 fábricas artesanales de Clerén, producido con azúcar de caña, sin cumplir normas de calidad, ni controles para garantizar que está apto para consumo humano.

¿Cuál es la diferencia entre el Clerén y el Ron? El Clerén tiene como base alcohol etílico proveniente de la fermentación de azúcares de la caña, pero su composición incluye otros alcoholes no aptos para el consumo humano, producidos por la fermentación y destilación artesanal (metanol, propanol, alcohol isobutílico y otros alcoholes pesados), muy dañinos cuando se consumen en cantidades pequeñas y pueden causar la muerte en caso de altas concentraciones, que es lo que debió suceder en Elías Piña.

No existen controles que garanticen la calidad del Clerén fabricado aquí, ni en Haití, y quienes lo procesan no tienen laboratorios ni equipos para asegurar una calidad e inocuidad de estas bebidas.

El Ron, en cambio, está compuesto por alcohol etílico, no contiene alcoholes pesados ni sustancias en concentraciones dañinas a la salud y su etiqueta incluye una alerta sanitaria indicando que consumido en exceso daña la salud. Aquí la Norma 477 controla los parámetros permitidos para fabricar Ron y los cumplen las tres destilerías. También existen normas de embotellado y regulaciones de Salud Pública, obligatorias operar nuestras licorerías, que producen un Ron reconocido mundialmente por su gran calidad y renombre, bajo la “marca país”: RON DOMINICANO.

La diferencia básica entre Clerén y Ron, es que la regulación dominicana exige altos estándares industriales para producir ron, incluyendo muy altos niveles de purificación. Sin embargo, el Clerén, cuya producción y venta está prohibida en República Dominicana, no tiene ningún control de calidad, no paga impuestos y no es apto para el consumo humano bajo ninguna circunstancia.

La muerte de dominicanos y haitianos por consumir estas bebidas producidas sin ningún control, ha causado gran alarma en los medios de comunicación. Pero nadie habla de uno de los aspectos fundamentales de esta penosa realidad: una botella de Clerén se vende entre $30 a $50 y una de Ron entre $130 y $170, porque paga RD$100 de impuesto. Para los más pobres la diferencia es notable. Es posible que este alto impuesto deprima el consumo legal y estimule el consumo de lo ilegal. Pero ese es un tema de otro artículo.

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