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Mujeres de diferentes comunidades judías abren las puertas de su casa al turismo

Una red de mujeres judías yemeníes y kurdas, ultraortodoxas y palestinas de Jerusalén tratan de incorporarse a la industria turística, abriendo las puertas de sus casas a turistas extranjeros.

Efrat Guiat, madre de cinco hijos, judía de origen yemení, ha encontrado la forma de recuperar su profesión como guía turística y puede seguir cuidando a sus hijos a tiempo indeterminados.

“Estoy feliz, éste proyecto me ha permitido conciliar mi maternidad con mi trabajo”, reconoce mientras mece en los brazos una de las cabritas que cría para producir la leche con la que elabora el queso que ofrece a sus clientes.

Efrat se embarcó hace cuatro años en la iniciativa del Ayuntamiento de Jerusalén “Mujeres y fábulas” y hoy, junto a otras diez residentes de Ein Karem, han consolidado “una red de experiencias” para turistas con la que consiguen ingresar entre 4.000 y 8.000 shekels (1.000 y 2.000 euros) cada una: “He conseguido aportar un sueldo a mi casa”, afirma.

La iniciativa, extendida por diferentes barrios, congrega actualmente a 60 mujeres, explica Yael Kurlander, directora del programa municipal, que el Ministerio de Turismo estudia trasladar a otras localidades como Tel Aviv.

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