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Monchi tiene que escoger

Manuel Quiterio Cedeño

El ministro de Industria y Comercio, el cordial y buen amigo Monchi Fadul, es uno de los funcionarios que tiene una panorámica básica sobre el funcionamiento del turismo mundial. Su interés por entender sus características lo ha llevado a las principales ferias turísticas mundiales.
Sabe que sol, playa y buenos hoteles no son una exclusividad dominicana, porque esto abunda alrededor del mundo y para mantener nuestra posición en los mercados enfrentamos una dura competencia. En este escenario el estilo dominicano no funciona. ¿Cuál? Esa forma nuestra de que es lo mismo hoy que mañana, da lo mismo un peso más o un peso menos, todo está bien y lo que no lo arreglamos mañana…
Los turistas llegan en avión, por lo que el precio del combustible (avtur) es cuestión fundamental en la competitividad del país.
Pero, Monchi entiende que el impacto negativo del alto costo del Avtur se arregla con palabras de consolación, y para él Industria y Comercio ha sido generosa porque el precio sólo ha subido $43 cuando debió aumentar $75. En mayo del 2004 el Gobierno recibía $2.32 de impuesto por cada galón de Avtur, en mayo del 2005 eran $3.,73,  pero en mayo del 2006 saltamos a $13.66, en mayo del 2007 llegó a $15.11 y en mayo del 2008 a $23.23. Comenzó a bajar y se puso en mayo del 2009 en $14.10, en mayo del 2010 subió a $17.06 y comenzó en enero del 2011 con $20.42 y ya en febrero está recibiendo $22.86, con el galón vendiéndose a las aerolíneas a $141.02 el galón. Si en el 2004  sólo $2.32 eran suficientes, por qué multiplicar el impuesto por diez.
Industria y Comercio puede poner el precio y el impuesto que entienda, pero al hacerlo Monchi sabe que nadie está obligado a pagar un solo peso de los impuestos que el Gobierno quiere cobrar por permitir a un turista visitarnos; si exagera perderá como ingreso inmediato los US$62.50 en impuestos directos que paga al Gobierno cada turista que deje de venir, y que además estará dejando de percibir por lo menos otros US$230 que es la cantidad estimada por los otros impuestos directos e indirectos que ingresa al fisco por cada turista que llega.
Para que usted sepa de que hablamos, por ejemplo, esta semana, un avión 747 que regresa a Francia, comprará en un aeropuerto dominicano unos 40 mil galones de avtur por $5.6 millones de los cuales 914 mil son impuestos.
El aumento es de $1.4 millones en comparación con mayo del 2010. Monchi tiene que escoger entre cobrar precios e impuestos altos a los aviones, que pueden dejar de llegar, o buscar fórmulas para que los turistas sigan viniendo por millones, aporten US$290  cada uno y su consumo dinamice la economía.

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