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Las lecciones de Cancún


Manuel Quiterio Cedeño

CANCUN, México.- Durante años he escuchado en los medios turísticos dominicanos críticas de todo calibre al modelo de desarrollo adoptado en los años setenta para este destino turístico.
Este paisaje resulta chocante para quienes nos hemos acostumbrado al estilo de los resorts de playa dominicanos. Nosotros tenemos edificaciones bajas que no superan la altura de los cocoteros, en medios de jardines y amplios espacios, mientras que aquí predominan grandes edificaciones de cemento levantadas a poquísimos metros del mar, con muy poco o ningún espacio de separación entre los hoteles.
La zona hotelera de Cancún esta ubicada en una estrecha isla que en muchos puntos no llega a tener 500 metros de ancho. El Boulevard Kukulcan es la vía que recorre de norte a sur  esta estrecha lengua de tierra y tiene una extensión de 20 kilómetros. Cuando uno transita de Norte a Sur, en el lado Norte le queda el mar Caribe con una playa de arena blanca y un hermoso mar verde turquesa de suave oleaje. Al Sur esta el lago Nichupte que se comunica con el mar por amplios canales.
Se pueden caminar los 20 kilómetros del boulevard sin el mar Caribe que esta a pocos paso (tampoco puede verlo en Puerto Plata o Punta Cana), porque el centenar de hoteles que se han levando allí lo impiden. Quién ama el paisaje libre del ambiente de la ciudad, no vendría a  Cancún. Transitar por el Boulevard Kukulcan recuerda a Miami Beach.
Pero, Cancún es un destino popular, principalmente en los Estados Unidos y un negocio exitoso para México. Algunos viejos hoteles están, desapareciendo para dar paso a edificios similares, como el Sheraton, demolido para construir un moderno Westin.
¿Por qué vienen millones  a Cancún? Por dos razones: primero, porque hay un mercado para este producto que se  promociona bien, y porque –y esto es muy importante- contrario a lo que ocurre en Dominicana, aquí el existe una excelente infraestructura vial, los servicios funcionan como Dios manda, esta bien organizado y hay cientos de tiendas, restaurantes, bares, etc., para todos los gustos. La seguridad no es un tema, la infraestructura hotelera es excelente y las atenciones son de primera.
Sobra cemento y en nuestro país abunda el paisaje, pero nos hace falta la organización y la excelente infraestructura que aquí tienen. Eso hace la diferencia, y también se refleja en los precios y la rentabilidad. También tiene problemas, pero están unos pasos delante de nosotros.

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