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Con Juan Bolívar y Huchi Por Manuel Quiterio Cedeño

Siempre he dicho que el buen periodismo no tiene banderas, no es crítico ni laudatorio, y sencillamente se realiza presentando la información apegándose a los hechos, analizando la  realidad a partir de los datos disponibles, sin manipular las cifras, sin mentir y buscando afanosamente la verdad.

Lo importante es el dato, el hecho y los argumentos para analizarlos.  Creo que el buen periodismo nunca daña y que se lesiona a la sociedad con una práctica periodística alimentada por la ignorancia, la superficialidad, la mezquindad y la mentira.

Por eso siempre evito abordar los temas sobre los cuales no tenga suficiente información, o aquellos sobre los cuales por la razón que sea, no puedo analizar con libertad.

El buen periodismo al abordar un tema diferencia con toda claridad y la mayor precisión posible, los datos y los hechos, de las interpretaciones y opiniones que ofrece el periodista a sus interlocutores.

Más importante aún, el buen periodista no navega con banderas ocultas y muestra su respeto para quienes lo siguen, revelando sus  vínculos o relaciones personales o institucionales con los temas que presenta y analiza, de modo que sus interlocutores puedan decidir con conocimiento de causa, hasta donde son creíbles sus consideraciones.

¿Cuántos de quienes ejercen la profesión exclusivamente como periodistas en medios de comunicación, o de aquellos que como yo mezclamos la práctica del periodismo con la comunicación y las relaciones públicas, asumimos estos sencillos principios que caracterizan el buen periodismo? ¿Cuántos analizamos los hechos sin mezquindad y con equilibrio, no mentiremos deliberadamente y si alguna vez nos equivocamos, pedimos excusa?

Estas reflexiones sobre el buen periodismo vienen al caso, en estos tiempos de tanta hipocresía, para expresar mi humilde reconocimiento a dos buenos periodistas que sin ánimo de perfección, representan estos valores, y en estos días son cuestionados y descalificados con acritud por disentir de las opiniones de instancias de poder.

Estos ataques tan groseros, torpes y absurdos, no distan mucho de los métodos fascistas de quienes, a falta de argumentos para rebatir las ideas contrarias, proponen callar a quienes disienten.

Este tipo de personas representan lo peor de las tendencias antidemocráticas.

Javier Restrepo, experto en ética periodística listó las características del buen periodista: ser un líder social, ser buena persona, ser un lector empedernido, ser recto y audaz, ser capcioso y ágil, ser curioso, tener ojo crítico, ser investigador, ser sobrio al redactar y ser humilde.

Desde hace 40 años soy amigo de Juan Bolívar Díaz. Conocí a Huchi algunos años después. No siempre coincido con sus análisis y opiniones, pero no tengo dudas en afirmar que representan lo mejor del periodismo dominicano.

La valentía con  que expresan sus puntos de vista merece respeto.

Manuel Quiterio Cedeño

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