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Bávaro se arrabaliza, asegura Diario Libre

“La playa de El Cortecito, una de las más atractivas en la zona turística de Bávaro, puede pasar desapercibida para cualquiera que visite la zona por primera vez, aunque llegue a menos de 20 metros de su blanca arena”, asegura un amplio reportaje de Diario Libre sobre la falta de regulación en Bávaro, por parte del Estado.
Sostiene que la gran cantidad de negocios levantados a su alrededor ocultan el balneario y los turistas nacionales y extranjeros sólo tendrán contacto visual con sus aguas azuladas, cuando un conocedor del lugar les indique uno de los callejones de acceso al mar que, muchas veces, atraviesan el traspatio de los establecimientos.
La contaminación visual que daña y oculta su atractivo turístico es una de las consecuencias de más de 40 años de crecimiento constante y desordenado que ha tenido el poblado, un problema que ahora tratan de enmendar instituciones públicas y privadas de manera conjunta.

Pero la tarea será larga y costosa. Los desarrolladores que la emprendan deberán enfrentarse a un intento fallido de ciudad donde no existen calles suficientes y, las que hay, lucen estrechas y congestionadas. La señalización de las vías es materia pendiente y la disponibilidad de aceras es ínfima (o no existen o son muy pequeñas). No hay escuelas ni hospitales, a menos que sean privados, lo mismo que el sistema de energía que, aunque eficiente, es por mucho, el más caro del país.

Los negocios, en su mayoría de vocación turística, se superponen uno al otro sin secuencia ni orden específico, y las áreas residenciales, de no ser complejos privados, se rigen por el mismo descontrol.

Ernesto Veloz, presidente de la Asociación de Hoteles y Proyectos Turísticos de la zona Este, recuerda que hace 42 años, cuando Frank Rainieri, presidente de Punta Cana, llegó al poblado de Punta Bocachón a construir lo que es hoy Punta Cana, apenas había unas 20 familias en el municipio, pero en la actualidad, además de los 52 mil habitantes fijos, el destino recibe 2 millones de turistas al año.

Para acoger a los visitantes, se han construido en la zona 36 mil habitaciones hoteleras, con una inversión superior a los US$6 mil millones. Pero, según Veloz, esa cantidad de edificaciones no representan un problema, dado que cada proyecto tiene su planta de tratamiento, sistema de drenaje y acueducto particular, y señala que el mal está en los más pobres.

“Esos cordones de miseria se han formado buscando vivir cerca de los hoteles para tener el empleo, y ¿qué sucedió? Que el Estado no ha regulado nada…”, comenta. Entiende que lo correcto era que “si haces una construcción de lujo no te pueden hacer un arrabal al lado, pero aquí no había ley, control ni voluntad política para regularlo eso…”.

El empresario hotelero insiste en que lo correcto sería eliminar los cinturones de pobreza, “porque no es solo arrabalizante, sino contaminante, pues se supone que no hay salubridad y puede venir una epidemia”.
Radhamés Carpio Castillo, alcalde del Distrito Municipal que conforman las localidades de Verón, Bávaro y Punta Cana, atribuye el “desorden” del poblado a la falta de un plan de ordenamiento territorial que delimite cada espacio y sus usos. También, al desinterés de las autoridades gubernamentales por organizar el estilo de vida de un municipio que ya sobrepasa los 52 mil habitantes.

“El desorden existe porque no tenemos vías. Hablamos de una salida vial con la cantidad de vehículos que tenemos y por eso se hacen muchos tapones. Pero también se venía construyendo sin regulación. Todo el mundo construía donde le parecía, en las calles”, refiere.

Castillo agrega a la lista de males urbanos el problema de contaminación del subsuelo, debido a que “cualquiera te hace un pozo de aguas buenas, abajo y arriba te hacen un hoyo sanitario”. La basura tampoco es controlada y refiere la existencia de 22 vertederos improvisados al aire libre que procedió a cerrar durante los dos años que lleva en el ayuntamiento.

“Hay mucha arrabalización. Los barrios llenos de pobreza, pues no se puede hacer una casita en buena condición, y si eso sigue, en cinco años tendremos una situación totalmente catastrófica para el turismo y todos nosotros”, sentencia Castillo.

Con el alcalde coinciden, además, los empresarios de la zona. Frank Elías Rainieri, director del Grupo Punta Cana, refiere el hecho de que en 40 años que llevan en la zona, siendo los pioneros en hacer sus instalaciones hoteleras, la inversión pública de parte del Gobierno ha sido menor a los US$20 millones.

El joven empresario señala que la provincia La Altagracia, a la que corresponde el municipio Verón-Bávaro-Punta Cana, es la de mayor crecimiento poblacional en todo el país, con un 14% anual. También que el 62% de los residentes del municipio son inmigrantes que acuden allí porque “hay dinero y hay trabajo”.

“Pero, con esa inmigración tan fuerte, no ha habido una inversión pública que cree la infraestructura necesaria para atender a esa población”, dice.

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