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Todo incluido:reflexión para expertos

Manuel Quiterio Cedeño
Algunos expertos locales han insistido durante un largo período en plantear el falso dilema en el cual aparece la oferta hotelera todo incluido y el “paquete turístico” como el polo opuesto a la excelencia en los servicios y sinónimo de  mala calidad y turismo barato.
Esto ha estimulado el surgimiento de una visión prejuiciada sobre la realidad de la industria turística, que debe ser aclarada porque partiendo de premisas falsas difícilmente podremos mejorar esta actividad. Como resultado de estas distorsiones se plantea con frecuencia la necesidad un turismo de más calidad, una frase “cohete” repetida sin considerar su significado.
Voceros del turismo, como reacción a estos planteamientos genéricos, hablan de la nueva oferta turística de “lujo” en un tono que más bien parece validar indirectamente la crítica al alegado turismo de “baja calidad” que se sustenta en la venta de “paquetes” todo incluido.

Los hoteles y sus servicios son un ingrediente característico con mucho peso en la determinación del producto turístico, en nuestro caso con muchas fortalezas pero también con debilidades, pero aquí los problemas más significativos no están en este componente.
Por ejemplo, se habla de hoteles deficientes y de la baja calidad de  algunas ofertas todo incluido. En París, “La Opera” –por ejemplo– se cuenta entre las áreas turísticas más famosas de la ciudad, y en su entorno al mismo tiempo que está el Hotel Intercontinental (tarifas sobre los 600 euros/habitación) con su famoso café (cena sin vino sobre 50 euros/persona), también existen docenas de hoteles muy modestos (entre los 50 y 80 euros/noche) que alojan miles de turistas. La diferencia la hace París, un destino fascinante de seis estrellas superior, organizado para el turismo donde todo está en su lugar.
París ofrece cientos de hoteles baratos y una limitada selección de lujo como el citado. Ellos saben que en los 800 millones de turistas que recorren  el mundo apenas el 5% puede pagar el Intercontinental, y hacen falta cientos de hoteles baratos para el 70% que no puede pagar más de 100 euros/habitación; y que un reducido círculo pide un Mercedes con chofer, mientras cientos de miles que aprendemos a utilizar el metro.
El tema nodal lo plantea la siguiente pregunta: ¿Le aconsejaría a un ejecutivo bancario de París que para conocer Cabarete, compre un boleto a Las Américas, alquile un auto y conduzca hasta un hotel y así conoce el país y disfruta del paisaje? La respuesta honesta le enseña que la cuestión no es escoger entre todo incluido o servicio tradicional.

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