Promover la competencia en el transporte aéreo
Por Tony Pérez
La Red Centroamericana de Autoridades de Competencia (RECAC) se ha reunido por primera vez en República Dominicana, el jueves 2 de junio, para tratar un tema capital en la vida de los países de la región: el transporte aéreo de pasajeros.
No podía ser más oportuna esta segunda sesión de validación. En RD, el turismo ha logrado reponerse del bajón causado por la pandemia de la enfermedad por coronavirus (covid-19), y el Gobierno se esfuerza por incrementar la visitación. Ha informado que espera cerrar el año 2022 con 7 millones de visitantes no residentes. Solo en abril vinieron poco más de medio millón de turistas.
Queda claro que los pueblos del continente, todos, merecen la menor cantidad de obstáculos para su interrelación. La necesitan.
Los representantes de Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras y El Salvador (presidencia pro tempore o rotativa), dos por país, junto a la anfitriona dominicana Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (ProcompetenciaRD), representada por la presidenta del Consejo Directivo, María Elena Vásquez, y la encargada del departamento de Estudios Económicos y de Mercado, Liverca Gómez, analizaron un diagnóstico sobre las condiciones de competencia en el sector y la elaboración de una política pública de aplicación nacional derivada de los hallazgos.
Pese a su origen común, similitud de culturas y la cercanía geográfica, las naciones de Centroamérica y el Caribe han vivido distantes. Muy distantes. Y una de las causas fundamentales de ese dañino aislamiento han sido las dificultades con las conexiones aéreas directas, no la falta de voluntad de sus comunidades.
Salvo Panamá, no hay conexión directa entre República Dominicana y los demás afiliados a la RECAC. Tampoco con Guatemala y Belice, que constituyen parte de esa franja que enlaza a Norteamérica con Suramérica, pero también posee una rica historia que hermana de por vida.
Los turistas y otros pasajeros que deseen visitar RD deben hacerlo soportando tediosas escalas en Panamá, Colombia y Estados Unidos (Miami).
Ese trajín se traduce en más tiempo, más estrés, más gastos y sometimiento a las escasas ofertas de vuelos disponibles con las condiciones que disponga el oferente que domina el mercado, y, como consecuencia, desmotivación por viajar. Y eso es inaceptable.
Otra sería la historia si predominara un ambiente de libre y leal competencia que permitiera el ingreso de suficientes líneas aéreas para participar en igualdad de condiciones.
Alguien tenía que agendar y debatir el tema dormido durante décadas. La RECAC, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo ha hecho, y merece que le tomemos la palabra.
La RECAC debe de avanzar en la ruta escogida hasta lograr un estado de competencia en los vuelos, que beneficie a la comunidad centroamericana y caribeña.
El distanciamiento impuesto a naciones hermanas, en un mundo que se ufana de “globalizado” es un absurdo. Implica una mella a la economía de los usuarios y ninguna garantía de calidad, pero también un aliciente indirecto a la división cultural cuando la división es lo que menos necesitamos en estos tiempos.