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La tentación china

Manuel Quiterio Cedeño
Estadounidenses, canadienses, alemanes, ingleses, italianos, españoles, brasileños, mejicanos, peruanos, colombianos, africanos, árabes… La lista es interminable porque casi todos lo quieren. Es más fácil enumerar la veintena de países que se resisten a la tentación china.
¿Cómo definir al gigante chino? Es el mercado que todos quieren; 1,500 millones de personas y aunque se estima que sólo 300 de ellas tienen poder adquisitivo cercano a la media de países desarrollados, son casi tantos como la clase media viajera de Europa. China es ya la segunda economía del mundo y  podría  llegar  a  ser  la  primera.
Los informes sitúan este año en más de 40 mil millones las inversiones chinas en América Latina. Un ejemplo de prosperidad es el crecimiento acelerado de la cantidad de chinos que hacen turismo. China no era un mercado emisor interesante, pero ya este año unos 50 millones harán un viaje turístico y hacia el final de la década esta cantidad se duplicará.
Ellos están volviendo la mirada a la distante América Latina, no sólo para comprar materias primas y financiar los grandes proyectos. Ya comenzaron a llegar como turistas a México. En la feria de Shanghai, México, Perú y Colombia se sumaron para presentar un paquete multidestino. México  ha dicho que facilitará aún más el ingreso de turistas chinos, condición indispensable para crear flujos importantes de  visitantes.
Nuestros gobiernos han dado muchas vueltas para acercase a China, dejando de lado este filón para el comercio y la inversión, para preferir las migajas  que llegan desde Taiwán. China tiene aquí una oficina comercial, una embajada de hecho, que estimula la presencia de productos chinos. Pero esto sólo los beneficia a ellos que nos venden de todo. Es la sombra de lo que produciría una relación formal.
Cuando nadie lo esperaba del proyecto turístico Punta Perla abrió una ventana y trajo una misión de alto nivel para anunciar un financiamiento de US$462 millones aportado por un fondo de inversiones de China. Por esta ventana llegarán otros negocios, y se puede abrir una puerta a los turistas chinos. El turismo estimula los negocios y las inversiones. Para esto lo principal es que el Gobierno agregue a China a la lista de los países desde los que se que puede entrar con tarjeta de turista.
Taiwán, que es la excusa para la timidez con China, ha dicho que no le molestan los amores dominico-chinos. Cien mil chinos arreglan los números del turismo. Es una gran tentación. Suficiente para declararse pro-chino.

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