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La recuperación económica postpandemia de AL y Caribe necesita crear un ambiente de confianza

Fortalecer la confianza es fundamental para que el sector empresarial se dinamice y se realicen las reformas económicas necesarias para potenciar la recuperación de América Latina y el Caribe post-COVID, según el nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El informe “Confianza: la clave para la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe”, ofrece un análisis apoyado con datos inéditos y una revisión de la última literatura, que presenta la falta de confianza como un problema agudo que limita el desarrollo socioeconómico de la región y afecta la capacidad de sus países para resolver retos complejos, como el cambio climático.

Nueve de cada diez personas en la región desconfían del prójimo, según indica el estudio. Los niveles de confianza equivalen a una cuarta parte de niveles en los países desarrollados que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El informe del BID analiza las causas de esa desconfianza y ofrece recomendaciones para que los responsables de formular políticas puedan convertir este desafío en una oportunidad para abordar algunos de los desafíos de desarrollo más urgentes en la región, como los bajos niveles de productividad e innovación, el retraso en materia de inversiones y los elevados índices de informalidad y evasión impositiva.

“Promover la confianza mediante una mayor transparencia e instituciones más sólidas debería ser una prioridad en la agenda política de América Latina y el Caribe. Colocar la confianza en el centro de la toma de decisiones gubernamentales reavivaría significativamente el desarrollo en la región”, dijo el Presidente del BID, Mauricio Claver-Carone. 

“Mayor confianza significa menos burocracia que daña a los negocios, a las inversiones y a la innovación. Significa gobiernos más transparentes, comprometidos en cumplir sus promesas y a rendir cuentas. Y, por último, también implica ciudadanos comprometidos que den voz a sus opiniones y participen activamente para realzar las democracias y apoyar la construcción de sociedades más inclusivas”, añadió.

Los países con mayor confianza tienden a gozar de mayores niveles de productividad, mientras que aquellos donde los índices de confianza son bajos, poseen una economía informal más grande en relación con su PIB.

El BID ha estado trabajando de cerca con sus países miembros para reforzar instituciones, apoyar el estado de derecho y promover mayor transparencia e integridad en su plan de desarrollo Visión 2025. Un mayor nivel de confianza podría constituir una gran ventaja para promover una mayor integración regional, con cadenas de suministro más robustas, Pymes más productivas y mayor digitalización, algunas de las áreas prioritarias que el BID ha identificado como oportunidades para acelerar la recuperación de la región en el período postpandemia.

“Este informe ofrece un camino hacia reformas que favorecerán al mercado, y a la vez desarrollarán una mayor cohesión social”, dijo Eric Parrado, Economista Jefe del BID. “También les brinda a los gobiernos un modo de obtener el apoyo necesario para atender no solamente 

la recuperación tras la pandemia, sino también asuntos estructurales como el retraso productivo y algunos grandes desafíos como el cambio climático, la diversidad y la inclusión”.

 “A menudo damos por sentada la confianza en el debate actual sobre políticas económicas, por considerar que las raíces de este problema son de naturaleza estructural”, dijo Susana Cordeiro Guerra, Gerente del sector Instituciones para el Desarrollo del BID. “Sin embargo, los gobiernos cuentan con poderosas herramientas para revertir esto. Fortalecer las instituciones del sector público, eliminar regulaciones de aplicación arbitraria y poner más información a su disposición, empoderará a los ciudadanos y firmas para disuadir y detectar conductas poco fiables, aumentando su confianza en el sistema”.

El informe recomienda que los gobiernos de la región, al momento de diseñar políticas públicas, crean incentivos para que funcionarios públicos, agentes económicos y los ciudadanos actúen de manera fiable.

Los gobiernos deben reducir las brechas de acceso a la información, invirtiendo tanto en organismos reguladores de primer nivel como en educación y poniendo más información a disposición de los ciudadanos para empoderarlos y detectar y disuadir conductas poco fiables. 

Asimismo, los gobiernos deberán reducir las asimetrías de poder, elevando el índice de rendición de cuentas y fortaleciendo a instituciones independientes que velen por el cumplimiento de las normas, para que los ciudadanos y firmas sientan que puedan contar con estas instituciones en caso de abuso, ya sea por parte del gobierno, empresas u otros ciudadanos.

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