El 43% de los turistas recibidos en enero-abril del 2022 no se hospedó en un hotel
El porcentaje de turistas internacionales que usan alojamiento no hotelero ha crecido notablemente a partir de la pandemia hasta llegar al 43% en el primer cuatrimestre del 2022.
El uso de alternativas a la oferta hotelera llegó 17 años antes de la pandemia del COVID19 a su punto más alto en el 2010, en el que recibimos 3.5 millones de turistas internacionales, de los cuales el 91% vino en viaje de recreación, y el 13% (487,744) no uso un hotel.
La participación de los hoteles en el mercado se recuperó ligeramente en los años 2011 y 2012 para situarse en un 89% y dejar la ocupación extra hotelera en el 11%.
En los años siguientes el uso de hoteles se mantuvo por encima del 90%. Incluso en los años 2015 (7%), 2017, 2018 (6%) y 2019 (7%) se registró una reducción notable de la proporción de turistas internacionales que buscaron alternativas a los hoteles.
Pero en el 2020 al mismo tiempo que la pandemia redujo las llegadas de turistas internacionales, aumentó a un 16% los que no pagaron un hotel.
Las llegadas de turistas por vía aérea pasó de 1.6 millones en el 2020 a 3.6 millones en el 2021, pero también aumentó la demanda de alojamiento no hotelero que llegó a un 29%, más de un millón de personas.
En los meses enero-abril las estadísticas del Banco Central indican que 835,702 (el 43%) de los 1.9 millones de turistas internacionales que llegaron por vía aérea, no utilizaron una habitación de hotel.
El alquiler vacacional en República Dominicana se inició con el desarrollo de proyectos residenciales primero de manera limitada en Casa de Campo en La Romana y luego con mayor intensidad con el esplendoroso desarrollo de Puerto Plata en los años 80. A este tipo de oferta se sumaron luego casi todo el litoral norte, Punta Cana, Juan Dolio y Samaná.
La incursión de las agencias de viajes digitales en este negocio, primero, y más recientes las agencias especializadas han colocado docenas de millones de opciones residenciales en el mercado internacional, casas individuales, apartamentos, villas de lujo y habitaciones en residencias familiares. Un negocio que se expande en destinos turísticos tradicionales, comunidades turísticas y ciudades en todo el mundo.
República Dominicana no escapa a ese fenómeno, para él que se están aprobando regulaciones, tendencia a la que aún no se ha sumado el país.
En nuestro país no es obligatorio registrar las unidades individuales o colectivas, y por lo tanto el turista se mueve en este creciente mercado a su propio riesgo, sin la protección que podría ofrecerla la supervisión de los organismos estales, situación que constituye también un riesgo para la solvencia y buena reputación internacional que ha logrado la República Dominicana. (Por Manolo Pérez).