De la Reforma fiscal y el turismo, nuestro principal producto de exportación
Recientemente leí unas declaraciones del reputado economista y mejor persona, Isidoro Santana. Esperaba la versión oficial del proyecto de reforma fiscal antes de emitir una opinión sobre la misma, sin embargo, me pareció que el momento es propicio para exponer algunas ideas en relación con una posible modificación a la Ley 158-01 del 9 de octubre del 2001 sobre Fomento del Desarrollo Turístico, mejor conocida como “la Ley del CONFOTUR”.
Pienso, y así lo he expuesto a clientes y amigos que, preocupados por una enmienda a la ley, han querido iniciar una discusión sobre el tema, lo siguiente:
-La ley es del año 2001 y su última modificación se efectuó en diciembre del 2013. El gobierno tiene la potestad de revisar si la letra y el espíritu de la ley corresponden a las políticas públicas que impulsará la administración Abinader en los próximos 4 años.
-La ley 158-01 era para el fomento de “polos de escaso desarrollo y nuevos polos en provincias y localidades de gran potencialidad”. Dejo fuera al Distrito Nacional y a la provincia de Puerto Plata bajo el alegato de que habían sido los grandes beneficiarios de los incentivos fiscales previstos en la ley 153 del 1971, derogados en 1992.
-La modificación de diciembre de 2013 extendió los incentivos fiscales al territorio nacional, extendió el periodo de exención fiscal de 10 años a 15 años y tan importante como lo anterior, estableció que las instalaciones hoteleras, resort y/o complejos hoteleros en las estructuras existentes que tengan un mínimo de quince (15) años de construidas que se sometan a un proceso de reconstrucción o remodelación que sobrepase el cincuenta por ciento (50%) de sus instalaciones y cuyo destino final sea instalaciones hoteleras, se beneficiaran del cien por ciento (100%) del régimen de exención que establece el Art.4 de la ley.
-Demás está decir que la ley ha sido de gran beneficio para la Republica Dominicana, al fomentar la construcción de una infraestructura hotelera y de oferta turística complementaria para el siglo XXI, que ha colocado al país en una posición cimera en la generación de inversión extranjera directa, empleos y divisas en Latinoamérica, ya no solo en Centroamérica y el Caribe.
-El turismo ha sido nuestro principal producto de exportación sin derivar en mayores costos asociados a la misma, representado un 13.8% del PIB en el 2023, según la WTTC con sede en Londres. Ha servido para apuntalar la competitividad del país como destino turístico en el entorno global.
-Por demás, ha permitido el desarrollo de nuevos polos como se preveía en la ley original, siendo ejemplo de esto, Miches, que contará en los próximos 24 meses con 2,500 habitaciones hoteleras que generaran más de 17,000 empleos directos y la consecuente derrama de divisas para una población empobrecida. Marcas hoteleras como Marriott, Hilton, Four Seasons aseguran que Miches tendrá presencia a escala internacional.
Dicho lo anterior, me refiero al comentario principal del economista Santana “el turismo lo que necesita es un Estado que garantice seguridad, infraestructura y condiciones adecuadas para recibir las visitas”. Absolutamente cierto hoy y en el 2001. Sin eso no hay turismo aquí ni allá. Pero solo con eso no hay turismo. Fue precisamente la ausencia marcada de lo anterior lo que dio lugar a la promulgación de la ley 158-01, pues, fue el sector privado que suplió con sus inversiones, en la mayoría de los casos y por muchos años, esas falencias existentes.
Ahora, que hemos contado con gobiernos que han entendido las bondades de la industria turística, y han apostado a la misma, con resultados tan exitosos como los logrados durante y post pandemia, en donde fue el sector turístico el que, por sus encadenamientos con los demás sectores, dinamizó la economía nacional, la pregunta es: ¿Por qué cambiar un modelo exitoso de crecimiento y progreso, copiado por nuestros pares en al menos 8 países? Quién cambia lo bueno cuando lo mejor está por venir?
Me refiero entonces a mi afirmación inicial que ahora convierto en una pregunta, Cuáles serán las políticas públicas para el sector turístico que impulsará la administración Abinader en los próximos 4 años?
Concluyo con estas ideas:
1. La ley158-01 no requiere de muchas modificaciones, de lo que si requiere es de una gerencia puntual de la misma, en donde NO se aprueben proyectos que no están contemplados en la ley, como lo son proyectos netamente inmobiliarios, sin componentes hoteleros, ni de ofertas turísticas complementarias para lo cual no hacen falta incentivos, y mucho menos por 15 años; o como lo son los aeropuertos; o proyectos que ya recibieron 15 años de incentivos con paupérrimos resultados, se re-empaquetan y se presentan nueva vez.
2. Sin incentivos fiscales será muy difícil la inversión del sector privado en proyectos turísticos como el de Pedernales y el de Bergantín pese a que el Estado Dominicano está haciendo una inversión en la infraestructura básica de los mismos. El dinero suele irse donde el riesgo es menor y las posibilidades de éxito son mayores.
3. Las plataformas digitales de hospedaje han traído “nuevos inversionistas” al sector turismo, que en nuestro país no están regulados, no pagan ITBIS, no pagan ISR, operan mayormente de manera informal; y supongo que lo permitimos bajo el alegato de que generan empleos y divisas. Sus beneficios para el Estado son muy limitados en comparación a la industria hotelera, sus perjuicios aparecen frecuentemente en las noticias de las grandes capitales del Mundo. En una reforma fiscal esto debe ser tocado buscando que se adhieran a la formalidad y que compitan en un entorno de igualdad.
Pero creo que puedo afirmar: Continuará.
Por Enrique E. De Marchena Kaluche