Cuando lo mejor es el silencio
En estos días escuché a dos queridos amigos periodistas hacer una áspera crítica al juramentado alcalde del Distrito Nacional, David Collado, al tiempo elogiaban al alcalde saliente Roberto Emérito Salcedo Gavilán, del cual decían perdió las elecciones por dos factores: la traición de su partido y el desgaste que crean 14 años de gobierno municipal.
Llamé al programa –sin éxito- para preguntar cuáles son los parámetros para medir la traición y el desgaste. Escuché que establecen la traición comparando los votos emitidos por el derrotado con los del Senador ganador Reynaldo Pared. Roberto Emérito, que dicen es más popular, recibió menos votos que Reynaldo que es menos popular. Llamé de nuevo –sin éxito- para preguntar cómo miden la popularidad.
Escuché un severo cuestionamiento para David por cerrar el criticado anfiteatro Nuryn Sanlley (en el antiguo zoológico de la Avenida Bolívar), porque elimina las actividades artísticas que allí se realizan para complacer 6 personas a las que molesta el ruido. El argumento me impactó, porque el edificio en que vivo es habitado por sólo 12 familias, y hemos dado una fiera batalla contra el ruido nocturno en un local contiguo al nuestro y este reclamo ha provocado el cierre de 4 bares que se han instalado allí.
Defendemos el derecho al descanso y el respeto a la norma que limita el ruido. Resulta que aún fuera una sola persona la afectada por el anfiteatro, tienen derecho a exigir que se respete la ley.
Me sorprendió también escuchar a ambos amigos vaticinar que el espectáculo navideño que se monta junto al ruidoso anfiteatro y crea un gran desorden, se mantendrá para complacer a los 3 millones de visitantes que recibe. Me puse a calcular. La población del Distrito Nacional se estima en un millón (965 mil en el censo del 2010) y la población urbana de la provincia de Santo Domingo en 2.5 millones (suman 3.5 millones).
Eso quiere decir que más del 90% de esta población visitó el parque navideño, o que alrededor de la mitad de la población del Gran Santo Domingo lo visitó dos veces. ¿Es posible? Suponiendo que no sea una exageración, debe existir otra forma de ofrecer un poco de circo a los pobres, sin violentar los derechos de otros ciudadanos.
El desorden que crean el anfiteatro y el espectáculo navideño patrocinado por Roberto Emérito es un buen ejemplo de las razones por las que perdió el apoyo de los ciudadanos del Distrito Nacional, que además nos cansamos de ver como nuestra ciudad es cada vez más ruidosa, caótica, oscura, sucia y con los espacios públicos invadidos.
El caos es tal que el Ministro de Obras Públicas ha intervenido para suplir la incapacidad de Emérito. El alcalde derrotado no fue traicionado, perdió porque él olvidó y traicionó sus deberes con la ciudad. A los amigos en falta sólo se les regala el silencio.
Por Quiterio Cedeño