Armonía para un año difícil
El año nuevo trae muchas interrogantes para la industria turística mundial y local. La inicialmente la Organización Mundial del Turismo estimó para el 2008 un crecimiento mundial del 4% pero esta predicción ha sido reducida al 2%.
Aquí después de la caída del 2007 con un incremento del 1%, el 2008 inició con buenos augurios, pero la alegría duro poco, como en las fiestas de pobres, y tendremos un crecimiento lejano de las altas c111111ifras a que estamos acostumbrados porque de julio-noviembre se produjo un descenso de la llegada de turistas.
Los empresarios turísticos -principalmente los hoteleros- han hecho un gran esfuerzo para apoyar el optimismo oficial, comprensible en parte porque los dirigentes del Gobierno son políticos y como tales tienen que predicar optimismo y hacer todo lo posible por ver y hacer que se vea la copa medio llena y no medio vacía.
A las preguntas periodísticas los empresarios han respondido que este invierno o temporada alta, no habrá crecimiento y esperan que se reducirán las llegadas de turistas, pero el resultado será “manejable”, un término de amplio significado que en esta ocasión quiere decir que se sentirá el efecto de la crisis financiera mundial pero no será catastrófico.
En las reuniones a puerta cerrada, después de establecer que el efecto esperado de la crisis en el invierno será “manejable”, se advierte -sin embargo- que lo que no esta claro es lo que ocurrirá en el verano, período para el cual las previsiones están por el suelo. Es decir, que el optimismo empresarial es de corta distancia.
El sector privado le está advirtiendo al Gobierno que con la reducción de los flujos turísticos desde los principales mercados emisores, cuyas economías están en crisis, la batalla por participar en el pastel es feroz.
La estrategia recomendada es clásica: más y mejor publicidad y promoción. Sobrevivirán los más audaces y eficiente. Pero, en nuestro caso la política de crisis tiene otro componente vital que es la atención a la calidad del producto y el apoyo y facilitación a la inversión. La agenda anticrisis es muy precisa: 1) más promoción y publicidad en los principales mercados, 2) Acción inmediata para paliar los graves problemas de infraestructura (tapar hoyos) de Punta Cana, Samaná y Cabarete, 3) Acción decidida para poner orden y organización en las zonas turísticas. Esto al mismo tiempo que marchan los proyectos de mediano y largo plazo. Lo bueno es que ahora en el sector el ambiente es de armonía.