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Avanzan las investigaciones de República Dominicana para enfrentar la invasión del sargazo

Madrid, España.-La República Dominicana es la nación caribeña que busca formas para afrontar la crisis ambiental que genera el sargazo a los ecosistemas marinos, y convertirla en una oportunidad para el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.

Así lo reseña un reportaje del periódico El País, de España, firmado por Julian Reigold, en el que asegura que el país cuenta en Punta Cana con un laboratorio a cielo abierto para las operaciones de mitigación del impacto del sargazo, y un instituto de investigación para convertir el alga en insumo industrial, desarrollar posibles aplicaciones para su uso en forma de bioestimulantes, fertilizantes orgánicos, biorrefinería y bioplásticos.

Las paradisíacas playas del Caribe -se indica en el reportaje- se ven afectadas desde hace casi 15 años por esa alga que provoca un efecto negativo para el turismo y a los ecosistemas marinos, situación que preocupa a las islas caribeñas.

Sin embargo -señala-,actualmente el alga se utiliza, a pequeña escala, como componente en la industria farmacéutica y cosmética, y en la obtención de biogás, materiales de construcción y en la fabricación de muebles y artesanía.

Además de establecer trampas para atrapar el sargazo y enterrarlo, “una barcaza con dos redes, pagada por empresarios hoteleros, recorre los parches de sargazos que se encuentran cercados por barreras antialgas, manteniendo así la clásica postal tropical de aguas cristalinas y playas blancas”, indica el reportaje.

República Dominicana caribeña -indica – es el primer país que protege el 30% de su litoral marino, y es uno de los líderes en la lucha contra el sargazo en playas como Bávaro, Punta Cana y Macao, una forma de protección al sector turístico que hace aporte del 16% del Producto Bruto Interno (PIB) y emplea más de 330,000 personas.

Cuando Cristóbal Colon avistó el mar de los Sargazos, 500 años atrás, desde donde venían parches ocasionales que llegaban a playas dominicanas, nunca imaginó que todo cambiaría desde el 2010, “cuando una oscilación en la corriente del Atlántico norte provocó un desprendimiento de esta alga, la cual fue arrastrada por las corrientes marítimas hasta el Atlántico ecuatorial”.

Ahí, un combo de aguas más cálidas y nutrientes -que venían de la cuenca del río Amazonas y del desierto del Sahara- facilitó la proliferación hasta conformar lo que hoy se conoce como el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico (GASB, por sus siglas en inglés).

Y es que, en alta mar, el sargazo desempeña un papel positivo para la pesca, las tortugas y otras especies, pero cuando llega de forma masiva a las bahías del Caribe, se acumula y comienza a descomponerse, liberando metales pesados y gases tóxicos -como amoníaco y sulfuro de hidrógeno- provocando una zona muerta donde casi no quedan peces ni corales, pues el agua se queda sin luz ni oxígeno.

Pero hoy, el sargazo tarda hasta 70 días en llegar a las playas desde el Gran Cinturón atlántico, con inundaciones que superan los 68 millones de toneladas al año”, explica Jimmy García, presidente de la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (ANAMAR), órgano dominicano a cargo de todas las investigaciones relacionadas con el mar.

La diplomacia dominicana -afirma el El País- ha puesto el tema en todos los foros ambientales, y existe un gabinete  público-privado dedicado exclusivamente a su investigación. Actualmente, universidades del país buscan soluciones al problema, desarrollando aplicaciones para que se pueda utilizar el sargazo como materia prima.

¿Será el nuevo oro del Caribe?

La información de los servicios de vigilancia satelital se utiliza para alertar a hoteles, termoeléctricas y municipios sobre inundaciones de sargazo, para evitar queden atrapadas en las turbinas de las termoeléctricas

Mientras, hoteleros y turistas ven cómo el alga que invade las costas caribeñas entre mayo y septiembre desde hace casi 15 años, tiñe el mar de marrón y provoca un hedor que amenaza al turismo, como advierte la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores).

Cada establecimiento hotelero -indica Asonahores- destina entre 30.000 y 70.000 dólares mensuales a la recogida del sargazo, sin contar el coste de comprar barreras para retener las algas. El coste anual de la limpieza por kilómetro de costa se calcula entre 800.000 y 1,5 millones de dólares.

Algunas empresas -señala- tratan de convertir el sargazo en el nuevo oro del Caribe, que de ser recolectado antes de pudrirse, podría incluso servir para emitir bonos verdes por la cantidad de carbono que captura. Pero la preocupación fundamental es que los puntos de investigación y gestión del alga tienen un alto coste, lo que pone en jaque las arcas públicas de cualquier Estado caribeño.

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