Momentos difíciles para Turismo
Por Manuel Quiterio Cedeño
18-Noviembre-2010
El Ministerio de Salud informó al país este martes que tenía bajo control a un ciudadano haitiano que llegó desde su país contagiado de cólera. La información dio la vuelta al mundo antes de las 24 horas, con un impactante resumen que redujo el hecho a la simple frase: Llegó el cólera a República Dominicana.
Según los reportes de Internet circularon versiones inexactas en diversos países. En muchos casos la información periodística fue completada con una explicación de contexto: El primer caso de cólera se presentó en una comunidad próxima a Punta Cana, la principal zona turística de República Dominicana, un país que hace frontera con Haití donde una creciente epidemia de cólera ha matado ya a más de 1700 personas.
Aunque parece que si, no es lo mismo que una persona procedente de Haití ingresó a territorio dominicano infectado por esta enfermedad y fue puesto bajo cuidado del Ministerio de Salud; que se hubiera detectado en cualquier otra persona residente en República Dominicana sin contactos con el vecino país. En la vida real, ocurre con frecuencia que una cosas son los hechos y otra lo que se informa sobre ellos.
El turismo es el primer afectado con este hecho y la información circulada. La propagación del cólera en Haití y la divulgación mundial de esta penosa situación había creado mucho nerviosismo en el sector turismo, que después de varios años de vaca flaca tiene expectativas muy positivas para este invierno ya que en estos meses factura hasta el 70% de sus ingresos.
El primer impacto fue muy negativo. Los turoperadores están dando muchas señales de preocupación. Ya el Gobierno de Rusia recomendó no viajar al Caribe y el departamento de salud de Puerto Rico pidió no visitar la República Dominicana. Puerto Rico es un competidor y nadie debe esperar hará recomendaciones similares para La Florida donde ya tienen un mujer que viajó a Haití y regresó infectada con cólera e investigan otros casos.
¿Qué hacer? La situación creada explica las razones por las que el Ministerio de Turismo necesita abundantes recursos para pagar las relaciones públicas, promoción y publicidad del país en los mercados turísticos y enfrentar imprevistos. Estas son las únicas herramientas con las que podemos revertir, o al menos atenuar, el efecto negativo provocado por esta situación que puede permanecer mucho tiempo. ¿Qué haremos en los próximos días, por ejemplo, si el crédito perdido en Europa por el retraso en el pago de la factura publicitaria nos impide hacer las tareas de comunicación necesarias ante este contratiempo? No podemos descartar que lleguen momentos más difíciles que enfrentar, y una drástica caída del turismo será para nosotros un catastrófico terremoto económico.
