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Señalan importancia conservación de ecosistemas y hábitats

El desarrollo transforma la Naturaleza. Pero sólo si este respeta los procesos y fenómenos naturales podrá ser sostenible. Por eso, asegura un artículo del consultor turístico Juan Lladó, la conservación de ecosistemas y hábitats se propone como un prerrequisito a la sostenibilidad. En la RD hoy día, sin embargo, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), un pilar de la conservación, se ha ido de la mano y parece conspirar contra el desarrollo turístico.
Hace poco tiempo que el mundo tomo conciencia de la importancia de armonizar el desarrollo con la conservación. Fue con el famoso Informe Bruntland de 1987 y la Cumbre de Río del 1992, cuando las naciones se comprometieron a adoptar políticas y medidas que garantizaran esa armonía.
La máxima adoptada fue entonces que el desarrollo debe satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.
De este razonamiento se deriva la necesidad de la conservación. Según Lladó, ciertos espacios naturales deberán preservarse para salvaguardar la biodiversidad biológica que hace posible que el desarrollo sea sostenible. Si no se preserva una cantidad mínima de ecosistemas y hábitats naturales estaríamos cavando la fosa de la actividad económica. Pero esa conservación no debe impedir el aprovechamiento sustentable de los ecosistemas protegidos.
Es innegable que en algunos destinos turísticos las exigencias de la conservación se han ignorado. Aunque conocida como la “industria sin chimeneas” y la “industria blanca”, “los turistas y las facilidades turísticas se han engullido valiosas tierras agrícolas, han arruinado playas, contaminado aguas, destruido manglares y botado a poblaciones autóctonas de sus predios.” Por eso algunos perciben al turismo como un enemigo de las áreas protegidas y de la conservación.
Por suerte, la “Políticas para la Gestión Efectiva del SINAP” (2007) contemplan al turismo como un potencial aliado. Reconocen que la actividad turística puede desarrollarse sin que esto signifique peligro para los objetivos de la conservación. Mas importante aun, reconocen que la visitación turística a las áreas protegidas puede suministrar recursos que coadyuven a su preservación y desarrollo. Ante la eterna precariedad presupuestaria del Gobierno, el turismo podría representar una tabla de salvación.

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