Las tentaciones de una vuelta al lago
Por Milka Hernández
Situada en la región Enriquillo, en el suroeste de la República Dominicana se encuentra la provincia de Bahoruco, con 1,247.40 kilómetros de extensión y dividida en 5 municipios.
La agricultura constituye su principal fuente de ingresos seguida por las remesas y la actividad turística, orientada a su mayor atractivo que es el Lago Enriquillo.
Este cuerpo de agua se caracteriza por ser la reserva natural de agua más grande de Las Antillas, a unos 40 metros sobre el nivel del mar. De sus orígenes existen varias teorías, prevaleciendo la de algunos geólogos que afirman que este era un antiguo canal marino que unía la Bahía de Neiba con Puerto Príncipe.
Sus aguas superan en salinidad a las del mar, con unas características muy singulares, entre las que se destacan el hecho de que contienen sodio, magnesio y cloro en menor proporción que el mar, mientras que el azufre está presente en mucho mayor proporción, gracias a la gran cantidad de cuerpos de agua en su entorno con alta concentración de ese elemento químico.
Este singular entorno natural, pertenece al sistema dominicano de áreas protegidas en la categoría de Parque Nacional, con una dimensión total de 404.93 km, que incluyen los 265 km cuadrados que ocupa el lago. Sus islas, Cabritos –la más visitada, Barbarita y la Islita, poseen una flora compuesta por plantas xerófitas, de poca altura y coloración, entre las se destaca el Cagüey, una especie de cactus maderable endémico de la isla. La fauna está compuesta por reptiles, entre los que se encuentran la iguana rinoceronte y el cocodrilo americano; además de una gran variedad de aves, como la garza, gaviotas, palomas, cotorras y flamencos rosados.
Entre las actividades que se pueden realizar al visitar este parque nacional están: recorridos en bote, senderismo, observación de su flora, su fauna, visita de su iguanario e incluso baños en balnearios de su entorno.
Los 60 kms. que borden el lago, se hacen irresistibles para los más aventureros, aquellos a quienes les hace ilusión disfrutar de recorridos en auto, motocicleta o bicicletas; con paradas para refrescarse en Las Barías, Las Azufradas, Las Barias; o deleitarse con los hermosos arrecifes de Postrer Río, Las Caritas en La Descubierta, una paradita en Boca de Cachón para la observación de aves, o simplemente continuar hasta Jimaní para tomar un saludable baño de aguas azufradas en La Zurza, y terminar despidiéndose del trayecto haciendo honores a quien fue el mayor guerrillero de origen prehispánico de la isla, Enriquillo, en el Monumento erigido en su nombre ubicado en el cruce de las carreteras Neiba – Duvergé.
Los sabores de Bahoruco por sí solos constituyen la excusa perfecta para una escapada a esta tierra, pues es variada y realmente exquisita. Platos como el Moro Yonyon (hongo silvestre endémico de esas tierras), pollo con coco, el Ciró (un caldo de víveres y carnes), así como las tilapias hervidas, deleitan los paladares de sus visitantes y nativos. Igual sucede con la dulce tentación de sus postres, en donde el dulce de remolacha, de batata y la mermelada de uvas, se convierten en la más irresistible tentación.