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Nuevo aeropuerto amenaza acuíferos de PC; sugieren declarar zona “Monumento Natural”

La construcción del Aeropuerto Internacional de Bávaro constituye una amenaza para los acuíferos de la zona, y además, frustraría la construcción del acueducto proyectado para detener la salinización de las aguas subterráneas que abastecen los hoteles y la comunidad circundante, proceso que se considera como un grave peligro para la sostenibilidad del turismo en la zona de Punta Cana, Bávaro, y toda la costa del extremo este de la Isla.

La conclusión aparece en un análisis del impacto ambiental que provocaría la construcción de la nueva terminal aeroportuaria y subsiguientes estructuras hecho por los técnicos de la Asamblea Nacional Ambiental (ANA), que propone que por sus características, en previsión del cambio climático, y para proteger a los acuíferos esa zona debería ser clasificada como área protegida.

El informe fue elaborado por un equipo integrado por Domingo Abreu Collado (arqueólogo, espeleólogo y ambientalista), Milton Martínez (agrónomo, dasónomo y ambientalista), Yeral Segura (técnico en manejo de recursos naturales, ornitólogo y ambientalista) y Tomás Montilla (cartógrafo y ambientalista).

La información disponible, dice ANA evidencia “un avance severo en la salinización de las aguas subterráneas en la zona”, pero el Estado y la empresa privada han escogido como alternativa recurrir “a las mismas aguas subterráneas¨. El problema es que la de construcción de estructuras en esa parte ¨entre ellas el aeropuerto Bávaro, pone bajo amenaza a las aguas que se están contemplando como la solución al problema de salinización con la construcción de un acueducto”. Destaca el informe que en el farallón y en todo el  área cársica existen “miles de cuevas de interés natural y cultural”.

El documento explica que la pluviometría en el área comprendida entre la desembocadura de los ríos Maimón y el Yuma, “hace de esta zona uno de los segmentos del Llano Costero Oriental con mayor caudal de agua subterránea, visto que solamente existe un río superficial entre ambas desembocaduras citadas: el río Anamuya, cuyas aguas provienen desde las alturas del extremo este de la Cordillera Oriental”.

 ANA estima que unos 2,400 millones de metros cúbicos de agua de mueven en el subsuelo de la zona costera, lo que en principio parece abundante, pero una buena parte fluye hacia zonas profundas y sólo se utiliza la parte más próxima a la superficie y eso explica la salinización como consecuencia de la sobreexplotación, proceso que comenzó a registrarse 15 años atrás. 

El análisis señala que los planes de uso del territorio y las aguas que se hicieron en el 2004 “no contemplaban la construcción de otro aeropuerto ni la extensión de más ocupaciones de territorio como lo implicaría la presencia de esta estructura para recepción de vuelos internacionales. Y en adición, las proyecciones de construcción apuntan hacia la parte superior del carso, lo que pone bajo amenaza las aguas que todavía pueden considerarse buenas”.

Actualmente, destaca ANA, se estima solo en Bávaro-Punta Cana hay al menos 140 pozos operando para centros hoteleros, y en la zona de Verón, entre pozos y filtrantes, hay más de 2,000. Además se estima que la población establecida en la zona suma más de 120 mil personas.  Para 2015, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) estimaba la demanda de agua en la región en 21.20 millones de metros cúbicos por año, y proyectó que en el 2020 subiría a 31.80 millones y en el 2025 a 55.65 millones”.

MONUMENTO NATURAL

El informe destaca que la “amplia diversidad florística observada es a primera vista un indicador de la notable abundancia de aves asociadas a la misma; e igualmente, el nivel de especialización de muchas de las especies observadas en la colonización de zonas con presencia continua de agua, nos remiten a la tipificación de esta zona como una DISTRIBUIDORA DE AGUA en el contexto del acuífero Bávaro-Punta Cana”.

ANA señala que esta condición “es mérito suficiente para que dicha zona sea objeto de estudio para ser declarada por lo menos MONUMENTO NATURAL y que se le incluya en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, con la misión de detener el avance de la cuña de sal que ya ha sido reportada en la región en la que debe ser la de más alto crecimiento poblacional”.

Durante el recorrido por la zona para observar la avifauna los técnicos pudieron identificar 23 tipos de aves residentes y 6 endémicas, que serán desplazadas por la destrucción de las manchas boscosas existentes. Además destacaron que el vertedero de basura próximo al área donde se pretende construir el aeropuerto –que en próximo futuro deberá ser eliminado– atrae una abundante cantidad de garzas que vuelan en solitario o en bandadas.

También aves carroñeras como mauras o buitres cuya conducta es planear gran parte del día en las corrientes de aires ascendentes y pueden alcanzar por encima de los 50 metros de altura.

ASAMBLEA NACIONAL AMBIENTAL –ANA–

INFORME DE LOS RESULTADOS DE LA VISITA Y LEVANTAMIENTO DE DATOS EN TERRENOS DE “TRES PIEZAS”, BÁVARO,  HIGÜEY,  PROV. LA ALTAGRACIA. PROYECTADO AEROPUERTO BÁVARO.

Participantes.-

Domingo Abréu Collado: Arqueólogo, Espeleólogo, Ambientalista.

Milton Martínez: Agrónomo, Dasónomo, Ambientalista.

Yeral Segura: Técnico Manejo de Recursos Naturales –Ornitología–, Ambientalista.

Tomás Montilla: Cartógrafo, Ambientalista.

Antecedentes.-

Las calizas arrecifales en la costa suroriental de la República Dominicana ocupan un espacio aproximado de 6,500 kilómetros cuadrados, denominándose este espacio para su estudio geomorfológico como Llano Costero Suroriental. Este comienza en el saliente denominado Punta Palenque, en la provincia San Cristóbal, extendiéndose hasta el mismo borde costero de la provincia La Altagracia.

En su composición existe una mayor parte de calizas de origen pleistocénico (Buterlin, 1956), habiendo también calizas pliocenas y calizas recientes, como las que forman la última terraza costera.

En terrazas está dividido este espacio, sirviendo para su división los farallones que se alargan delimitándolas también en sentido oeste-este, contribuyendo a definir una región cársica que ha sido estudiada desde 1873 (W. Gabb) hasta nuestros días sin haber tomado en cuenta el aspecto cultural de las cuevas que se encuentran en dichos farallones.

Entre los estudios realizados está el de los geólogos Vaughan, Cooke, Condit, Ross, Woodring y Calkins (1921) distinguiendo claramente tres terrazas en Santo Domingo y entre San Pedro de Macorís y Hato Mayor.

“La descripción más detallada de las terrazas arrecifales de la región suroriental dominicana –dice un trabajo de Carlos Schubert y James Cowart (1980) – es la de Barrett (1962). Según este autor, la caliza arrecifal suprayace con probable discordancia a la caliza miocena (¿), aunque es muy difícil distinguir entre las dos calizas en muestras superficiales, debido a la cementación o al endurecimiento superficial. La caliza arrecifal tiene espesores típicos de 3 a 15 o más m. Su superficie muestra efectos de solución, tales como pequeños pináculos y depresiones, principalmente en la zona de salpicamiento”.

Explica el geólogo W. Barrett que existen ocho niveles principales de terrazas en las calizas arrecifales a lo largo del Llano Costero, pero la mayoría de estos niveles o farallones son compuestos, o sea, que están formados por varios farallones de edad distinta, los cuales se originaron durante períodos estacionarios del nivel del mar.

Entre los organismos marinos que dieron origen tanto a las terrazas como a los farallones se encuentran los corales Acroplora palmata, Diploria sp., Montastrea sp., y Acroplora cervicornis, las que formaron grandes colonias que luego fueron cementadas por caliza con abundantes restos de bivalbos y algas calcáreas, entre otros organismos.

Los estudios geológicos realizados concluyen en que el Llano Costero Suroriental existieron numerosos arrecifes costeros, los cuales han sido preservados en forma de terrazas marinas erosionadas entre el nivel del mar y aproximadamente 80 metros de elevación. Por lo menos ocho complejos de arrecifes se pueden inferir morfológicamente; probablemente existieron muchos más incorporados dentro de las terrazas.

En cuanto a las edades de estas terrazas y farallones se han obtenido fechados en corales de la terraza inferior de 132,000 A.P. (ciento treinta y dos mil años Antes del Presente) en Punta Caucedo, Santo Domingo, y 129,000 años A.P. (ciento veintinueve mil años Antes del Presente) en Punta Magdalena, San Pedro de Macorís. Estas edades presentan desviaciones de aproximadamente 7,000 años.

Estos datos sugieren que las calizas arrecifales de la terraza inferior en nuestro país fueron sedimentadas durante el último período interglacial Riss-Wurm, también conocido como Sangamon o Eem.

De las terrazas superiores, y por ende, de los farallones más antiguos, no se tienen dataciones absolutas.

La formación de cuevas en farallones y terrazas calizas.

A la formación de terrazas como consecuencia de la acumulación de grandes poblaciones de corales y su cementación en el fondo del mar siguió su elevación por tectonismo, seguida a su vez de una larga exposición a los embates del oleaje marino que fue definiendo el aspecto físico del acantilado.

A este aspecto físico colaboró la acreción de organismos (gusanos, algas coralinas, foraminíferos, etc.), formando cornisas de resaca que protegen el acantilado de la erosión de las olas, pero no tanto como para evitar la formación de muescas causadas por la biodegradación de las calizas arrecifales.

Una degradación similar ocurre desde tierra, cuando el agua procedente de las lluvias que caen sobre el Llano Costero y más allá, atacan con su carga de ácido carbónico el carbonato de calcio de las calizas abriéndose paso hacia el mar.

Resumiendo. Desde el mar, sus embates originan cavidades por causa mecánica; mientras que desde tierra, el carsismo se encarga de abrir cavidades largas y cortas que muchas veces se encuentran con las cavidades de origen marino.

Una forma particular de cavernamiento en esta especie de frontera de terrazas que son los farallones, es el origen de claraboyas a partir del golpeo de las olas contra el farallón que se encuentre en ese momento frente al mar.

La formación de pequeñas cavidades como consecuencia del desprendimiento de rocas o de pequeñas masas de corales, da inicio a un proceso de erosión mecánica que va aumentando a medida que otros fragmentos de rocas o corales van sucumbiendo ante el oleaje y la acción percutora del aire aprisionado en los huecos.

Esta acción del aire orada el farallón normalmente hacia arriba, llegando a formar chimeneas por donde salen surtidores de agua de mar atomizadas por la presión del aire. En otras ocasiones estos surtidores se forman aprovechando las fracturas de la roca.

Mucho tiempo después estas chimeneas aparecerán como conductos rectos, o ligeramente torcidos, desde interior de la cueva hacia la superficie –si es muy grueso el techo de la cueva– o como pequeñas claraboyas, si el techo no es tan grueso.

Por lo regular, estos procesos de cavernamiento no se dan coetaneamente, porque mientras las cuevas de origen cársico (o kárstico) suelen abrirse para ir a desembocar en el fondo del mar, las de origen mecánico (por el oleaje) se producen durante la exposición del acantilado al nivel del mar. No obstante, muchas veces coinciden.

Aguas y calizas en el extremo este de la Isla de Santo Domingo.

Tomando en cuenta el espacio comprendido entre la desembocadura del Río Maimón, la desembocadura del Río Yuma, y el Pie de Monte de la Cordillera Oriental, tenemos una superficie de 2,000 kilómetros cuadrados, con una recepción pluviométrica (para toda la zona) entre 800 y 1,600 milímetros de lluvia al año, lo que hace de esta zona uno de los segmentos del Llano Costero Oriental con mayor caudal subterráneo de agua, visto que solamente existe un río superficial entre ambas desembocaduras citadas: el río Anamuya, cuyas aguas provienen desde las alturas del extremo este de la Cordillera Oriental.

Ese espacio territorial y régimen pluviométrico nos aproxima al cálculo de 2,400 millones de metros cúbicos de agua moviéndose en el subsuelo hacia la zona costera, presentando registros de su presencia sobre la terraza, al norte del Farallón Sur, a unos 12 metros de profundidad, mientras que ya al sur del Farallón Sur, el agua se presenta a unos 8 metros de la superficie, y ya a cosa de un kilómetro de la costa, vemos el agua a poco más de 1 metro de la superficie de la parte más joven del carso.

No obstante esa presencia de agua subterránea -que en principio nos parece abundante en número de metros cúbicos-, en términos de 15 años atrás estas aguas ya presentaban evidencias del avance de la salinización como consecuencia de la sobreexplotación.

Según el estudio “Análisis de los Usuarios de Aguas Subterráneas de la República Dominicana”, realizado en el año 2004 por un equipo dirigido por Matthew McPherson (Analysis of the Users of Groundwater in the Dominican Republic, for National Oceanic and Atmospheric Administration), en lo relacionado con el complejo de hoteles en Uvero Alto-Bávaro-Punta Cana, citamos, “Según estimaciones realizadas con datos provenientes del estudio de Mercado et. al. (1998b), en 1998 los hoteles del área de Bávaro estaban manejando unos 40 pozos que suministraban unos 12.775 MMC/año. En el mismo estudio, estimaron que la demanda por parte de los hoteles, incluyendo la irrigación de campos de golf, sería alrededor de 19 MMC/año para el año 2010 y alrededor de 21 MMC/año para el 2020”.

“El estudio no indica si estas estimaciones han tomado en cuenta la creciente demanda de agua por parte de la población que está surgiendo en esta zona, alrededor del desarrollo turístico.  Tampoco sabemos si estas estimaciones toman en cuenta la magnitud del desarrollo turístico previsto para la zona; un ejemplo es los proyectos Cap Cana que tiene entre sus planes la construcción de cinco campos de golf de clase mundial, complejos residenciales, varios hoteles y una marina”.

“Bajo cualquier estimado, la demanda de agua parece representar una cantidad muy menor de la recarga total anual de la zona turística alrededor de Bávaro, la cual fue estimada como de 598 MMC/año–45 MMC/año para la parte norte de la costa correspondiente a Uvero Alto,  253 MMC/año para la parte sur correspondiente a Punta Cana, y cerca de 300 MMC/año para el área de Bávaro.  Estas estimaciones de oferta indican que debe haber suficiente agua para suplir la demanda futura en la región.  Sin embargo, hay indicaciones que el mal manejo y distribución de los pozos a lo largo de la costa posiblemente ha resultado en problemas de salinización de los acuíferos y otros problemas ambientales.  Los representantes del sector hotelero de la zona entrevistados en el grupo focal indicaron que han notado un leve aumento de salinización de las aguas de pozo, la cual requiere que una pequeña inversión adicional en el tratamiento de las aguas.  También uno de los participantes mencionó que entiende que la alteración del régimen hídrico ha estado afectando los manglares de la zona”.

Tenemos aquí dos ángulos de visión en cuanto a expectativas. Primero, aunque el estimado de producción de agua bajo el régimen pluvio-cársico arroja una considerable cantidad de agua subterránea “liberada” hacia el subsuelo, lo cierto es que una cantidad indeterminada, probablemente la mayor parte, se infiltra hasta profundidades no determinadas, yendo a emerger a la zona submarina. Eso explica la presencia de intrusión salina en la costa, puesto que lo que se está utilizando son las aguas más próximas a la superficie. Segundo, los planes de uso del territorio y las aguas en el año en que fue preparado el trabajo citado (2004), no contemplaban la construcción de otro aeropuerto ni la extensión de más ocupaciones de territorio como lo implicaría la presencia de esta estructura para recepción de vuelos internacionales. Y en adición, las proyecciones de construcción apuntan hacia la parte superior del carso, lo que pone bajo amenaza las aguas que todavía pueden considerarse buenas.

Quince años más tarde –el año pasado, 2019–  la situación se publicitaba de esta manera: “Sólo en Bávaro-Punta Cana hay al menos 140 pozos operando, y fuera de los centros hoteleros, en la zona de Verón, entre pozos y filtrantes, hay más de 2,000, estima (Rafael) Damirón, quien es un experimentado hidrogeólogo que ha diseñado sistemas de pozos para complejos turísticos de la región este y para el sector público”.

“En Bávaro-Punta Cana hay más de 40,000 habitaciones hoteleras y la proyección oficial es que la demanda de agua para el turismo en la zona se incremente a futuro conforme se construyan más proyectos de alturas variables. Para 2015, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) la estimaba, para todo el sector en la región este, en 21.20 millones de metros cúbicos por año. La institución proyecta que en 2020 subiría a 31.80 millones de metros cúbicos por año y en 2025 a 55.65”.

Esos datos evidencian “la promesa” de un avance severo en la salinización de las aguas subterráneas en la zona. Pero de parte del Estado y la empresa privada está el interés en buscar una alternativa recurriendo a las mismas aguas subterráneas, pero más al norte, específicamente al pie del Farallón Sur, una formación que delimita el proceso natural de estructuración de terrazas, además de poseer miles de cuevas de interés natural y cultural. El problema es ahora la proyección de construcción de estructuras en esa parte superior, entre ellas el aeropuerto Bávaro, lo que pone bajo amenaza a las aguas que se están contemplando como la solución al problema de salinización con la construcción de un acueducto.

Para empañar la visión y empeorar la situación, según lo publicado por el Diario Libre, a la pluma de la brillante periodista Mariela Mejía, “Los gobiernos no han desarrollado un sistema de saneamiento sanitario y tampoco se ha ejecutado la anunciada conexión de la demarcación del acueducto de Higüey, que beneficiaría en general al distrito municipal Verón-Punta Cana, donde para el último censo de población de 2010 residían más de 54,000 personas, cifra que en la actualidad sería de 120,000, según cálculos de las autoridades locales”. Esto es, en julio del año 2019.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA FLORA DE LA ZONA EVALUADA

Por lo regular, las primera evidencia que puede observarse en un área perturbada es la pérdida de su bosque, principalmente de su bosque alto. Algunos pequeños mosaicos de esta antigua flora nos hablan de su pasado.

En la zona estudiada esta pérdida ha sido muy alta, pudiendo evaluarse esa pérdida al analizar la presencia de cantidades apreciables de turba en diferentes puntos tomados como lugares de evaluación por el equipo.

La turba en la zona boscosa es una muestra de las primeras etapas del proceso mediante el cual la vegetación va transformándose muy lentamente en carbón mineral. En este proceso –putrefacción y carbonización parcial– intervienen las aguas ácidas, las mismas que intervienen también el proceso de transformación del carbonato de calcio componente de las calizas en bicarbonato de calcio durante el proceso de formación de cavernas.

El paso de los años permite en las zonas boscosas la acumulación de turba, estimado su ritmo de crecimiento entre 10 y 50 centímetros cada cien años. Las muestras de turba que encontramos en la zona estudiada nos hablan de un bosque primario que tuvo la responsabilidad de construir suelos de turba que en algunas partes llega a los 20 centímetros.

Se comprende la importancia de la presencia de turba en estos suelos si tenemos en cuenta su interferencia en la nutrición vegetal, puesto que presenta un pH oscilante entre 3,5 y 8,5, lo que significa para las semillas y plántulas el punto de partida nutricional ideal. Pero además, la presencia actual de turba en la zona de Bávaro, aún se trate en estos momentos de bosque secundario, es la información que nos deja en relación con el antiguo bosque que perdimos en la zona, y la amenaza de que no podamos recuperarlo, aún teniendo en esos suelos la  posibilidad para ello gracias a la turba.

La turba es un indicador de la producción de suelo en el bosque primario no perturbado.

SOBRE LA FLORA ARBÓREA Y ARBUSTIVA ACTUAL EN “TRES PIEZAS”.

Se trata de un bosque secundario desarrollado sobre un sustrato de caliza dura que forma un sistema de cavernas conocidas como carso o karst, del cual en unas partes han sido extraídas las especies de alto valor maderero o energético y en otras se desarrollan sistemas de ganadería extensiva. Por esta razón es extremadamente raro observar especies como la caoba, el roble dominicano, el campeche y el capá blanco, para decir lo menos de lo que pudimos observar.

Un dato clave de interpretación es la elevada presencia de especies arbustivas como el desyerba conuco o busunuco (Hamelia lutea), de la familia Rubiácea, que es la especie más abundante, lo cual es indicativo de que se trata de una SUCESIÓN ECOLÓGICA SECUNDARIA, es decir, de una formación vegetal en proceso de recuperación luego de haber sufrido RECIENTEMENTE una perturbación mayor tipo desmonte, conservando todavía restos de la turba que originalmente cubría el suelo superficial sobre el manto de rocas duras del carso. Otra evidencia del estado de recuperación de la sucesión ecológica es la alta presencia de arbolitos de higo (Ficus spp) en estado JUVENIL,  lo mismo que el copey (Clusia rosea), indicadores de presencia de cuerpos de agua subsuperficiales.

Listado de las principales especies observadas (en orden aproximado de abundancia).

Busunuco (arbusto): Perteneciente a la familia Rubiácea, es la especie más observada, caracterizada por su abundante floración de color rojo muy visitada por el colibrí, que es una de las aves  más abundantes de la zona.

Higo (juvenil): Es un conjunto de varias especies del género Ficus, familia Morácea, todas muy vinculadas a las poblaciones de murciélagos que abundan en las cavernas.

Caimito de perro (juvenil): Arbolito de la familia Sapotácea, muy abundante, que produce una frutilla muy apetecida por varias especies nativas de aves.

Penda (adulta): Arbolito de la familia Verbenácea, es de las pocas especies observadas en capacidad de producir frutas, al parecer por su rápida capacidad de retoñar y madurar.  Siempre está lleno de aves de varis especies, lo mismo que de insectos tras sus flores melíferas.

Almacigo (juvenil): Especie de la familia Burserácea, cortada para usar como postes vivos en las empalizadas, es muy conocida por su producción de frutas pequeñas muy apetecidas por varias aves nativas.

Jobobán (juvenil): Especie de la familia Meliácea, es característica de suelos tipo serpentina próximos a ríos y cañadas. Produce una fruta muy apetecida por varias especies de aves nativas.

Copey (juvenil): Especie de la familia Clusiácea, abundante en zonas de cavernas casi siempre acompañada de los higos, con las cuales suele confundirse en el bosque, pero es menos eficiente recuperándose por sus semillas grandes.

Jabilla (juvenil): Especie de la familia Euphorbiácea, típica de bosques de galerías, es decir, bordeando cursos o cuerpos de agua, en este caso subterráneos.  En un patio se observó varios árboles adultos.

La amplia diversidad florística observada es a primera vista un indicador de la notable abundancia de aves asociadas a la misma; e igualmente, el nivel de especialización de muchas de las especies observadas en la colonización de zonas con presencia continua de agua, nos remiten a la tipificación de esta zona como una DISTRIBUIDORA DE AGUA en el contexto del acuífero Bávaro-Punta Cana, lo cual a nuestro entender es mérito suficiente para que dicha zona sea objeto de estudio para ser declarada por lo menos MONUMENTO NATURAL y que se le incluya en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, con la misión de detener el avance de la cuña de sal que ya ha sido reportada en la región en la que debe ser la de más alto crecimiento poblacional de la República Dominicana.

Trecho del bosque en cuyo suelo se evidencia su pasado primario reciente del paraje “Tres Piezas”, de la Provincia Altagracia. Trabajos con maquinaria pesada que se realizan para el propuesto aeropuerto en Bávaro.

Segmento de bosque virgen condenado a desaparecer para dar paso a un nuevo aeropuerto en el paraje “Tres Piezas”, de la provincia La Altagracia.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA AVIFAUNA DE LA ZONA.

Durante los recorridos realizados los días 13 y 14 del mes de agosto, en la parte norte de la provincia la Altagracia, específicamente entre las coordenadas UTM 19 Q  549873.00 m E 2071754.00 m N hasta 549917.00 m E 2064015.00 m N.

Este transepto de aproximadamente 8.5 kilómetros, norte-sur, fue recorrido el jueves 13 de agosto en horas de la tarde, pudiendo observar algunas aves activas durante todo el día.

Al día siguiente se realizó el mismo recorrido de 6:15 a.m. – 9:35 a.m. Pudiendo observar 29 especies de aves entre endémicas y residentes. Para la zona y específicamente en terrenos con estas condiciones, el número pudiera llegar a ser de 95 especies en este mismo transepto en la temporadas de  las aves migratorias que va desde septiembre a marzo.

El grupo más abundante en estas observaciones fueron las columbiformes (Palomas), encontrándose en el momento cuatro especies. Las observaciones se extendieron 3 kilómetros al norte y 2.7 kilómetros al sur del polígono establecido para la construcción del aeropuerto.

Cabe destacar que a 3.5 kilómetros del proyecto se encuentra un vertedero a cielo abierto, siendo esto un atractivo para algunas especies de aves como las Mauras o Buitres (Cathartes aura). Estas aves, carroñeras cuya conducta es planear gran parte del día en las corrientes de aires ascendentes. La misma puede alcanzar por encima de los 50 metros de altura.

Otra especie abundante en el lugar, en parte por esta misma situación del vertedero son las Garzas ganaderas ( Bulbucus ibis). Atraídas por la abundancia de  insectos del vertedero y de la actividad de ganadería silvopastoril presente en el área. Las garzas pueden volar en solitario o en bandadas.

Se pudo observar en este recorrido y como lo demuestran las imágenes actuales de satélite, el área presenta zonas de bosque secundario, con cierto nivel de antropización fruto de actividades  rurales, pero igual tiene parches de vegetación primaria, contribuyendo esto a la regeneración de las zonas impactadas y ofreciendo una gran variedad de alimento en frutos para las aves y la rica microfauna que brinda este entorno de suelo kárstico.

Dentro de un mes comenzaran a llegar las aves migratorias, desde ya tendrán menos disponibilidad de alimentos todas las que de manera regular pasan la temporada en esta parte de la isla, como las que hacen escalas de abastecimiento para continuar su viaje hasta el sur.

Es paradójico que la construcción de un aeropuerto, elimine el destino de tantos “viajeros” que aquí pasan la temporada o simplemente hacen escala.  

Listado de Aves Observadas en Transepto.

Nombre común Nombre Científico  
Garza Ganadera Bulbucus ibis Residente
Crá-crá Butorides virescens Residente
Maura Cathartes aura Residente
Cernícalo Falco sparverius Residente
Lechuza Cara Ceniza Tyto glaucops Endémica
Lechuza Común Tyto alba Residente
Vencejito Tachornis phoenicobia Residente
Zumbador Grande Antracothorax dominicus Residente
Zumbadorcito Mellisuga minima Residente
Barrancolí Todus Subulatus Endémica
Carpintero Melanerpes striatus Endémica
Manuelito Myiarchus stolidus Residente
Petigre Tyrannus dominicensis Residente
Julián Chiví Viero altiloquus Residente
Chua-Chua Tordus plumbeus Residente
Ruiseñor Mimus poliglottos Residente
Cigua Palmera Dulus dominicus Endémica
Tiito Caradrius vocigerus Residente
Tórtola Aliblanca Zenaida asiatica Residente
Rolón Zenaida aurita Residente
Tórtola Rabiche Zenaida macroura Residente
Rolita Columbina passerina Residente
Pájaro Bobo Coccyzus longirostris Endémica
Pájaro Bobo Menor Coccyzus minor Residente
Judío Crotophaga ani Residente
Pinchita Coereba flaveola Residente
Cuatro Ojos Phaenicophilus plamarun Endémica
Ciguita de Hierba Tiaris olivaceus Residente
Chinchilin Quiscalus niger Residente

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La “Tórtola” (Zenaida macroura), es una de las aves que perdería espacio dentro del proyecto del nuevo aeropuerto de Bávaro.

El escurridizo Julián Chiví es una de las veintiún especies condenadas a morir o mudarse de su territorio, empujada por el nuevo aeropuerto… si es que se le hace la vista gorda a la violación de la Ley Ambiental.

Técnicos de ANA mientras evaluaban uno de los puntos de imbibición de las aguas del carso donde se amenaza con construir un nuevo aeropuerto.

Entrada de una de las cavernas que muestran en su interior registros de las aguas del carso que alimentaría el nuevo acueducto para el extremo sureste de la provincia de la Provincia La Altagracia.

Uno de los registros artificiales instalados bajo la supervisión del INDRHI para el nuevo acueducto. Aunque este punto se encuentra a 5 kilómetros del proyectado aeropuerto, las aguas son exactamente las mismas que subyacen en este punto y en la zona del AIB.

Crecimiento de la gramínea Enea, natural en los lugares de presencia de agua permanente. En este caso, indicador de uno de los sitios de infiltración de agua hacia el acuífero subterráneo de “Tres Piezas”.

Polígono de ubicación del proyectado Aeropuerto de Bávaro en relación con el actual aeropuerto de Punta Cana. Proximidad: 19.6 km.

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