Lo que olvidó Jover, el capitán piloto
La Ley de Aviación Civil establece que la “Junta de Aviación Civil será una dependencia del Poder Ejecutivo y tendrá como responsabilidad principal establecer la política superior de la aviación civil, regular los aspectos económicos del transporte aéreo, ejercer las funciones que le son otorgadas por la presente ley y aplicar las normas y reglamentos en las áreas de su competencia”.
Indica que la Junta de Aviación Civil tiene 10 integrantes: a) un Presidente; b) el Ministro de Turismo; c) el Director o Directora General del IDAC; d) el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo; e) dos especialistas en transporte aéreo en representación del sector privado; f) un Oficial General de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD); g) el Director o Directora General del Cuerpo Especializado en Seguridad Aeroportuaria (CESA). h) un representante del Sector Turístico privado no regulado; i) El Director del Departamento Aeroportuario, y J) El Ministro de Relaciones Exteriores.
Pero estos aspectos esenciales de la ley han sido olvidados por el actual presidente de la Junta, Roger Jover, un capitán piloto que al parecer no entiende lo que es un organismo colegiado y confunde su función de presidente con la del capitán de un avión comercial que es la máxima autoridad en su aeronave desde que inicia el vuelo hasta que se detiene en el destino.
Su estilo autoritario le ha creado problemas durante su gestión. Por esto no sorprende la denuncia hecha esta semana por la aerolínea Dominican Wings, empresa que merece crédito porque para establecerse en el país lo primero que hizo fue estacionar una moderna aeronave Airbus en Las Américas, como muestra de la seriedad del proyecto.
No es la primera confrontación de Jover, que no de la Junta, con un proyecto de aerolínea, porque antes puso muchos obstáculos a la aerolínea PAWA, al punto que el tema tuvo que llegar al presidente Danilo Medina para desbloquear el proceso. Digo que es Jover y no la Junta de Aeronáutica Civil, porque estos y muchos otros procesos son manejados al margen de este organismo, que no es debidamente informado de las solicitudes que se les presentan hasta que el capitán lo entiende conveniente.
Es lo que ha sucedido con Dominican Wing, lo que ocurrió con PAWA y otros casos, porque los expedientes caminan a la velocidad que decide el Presidente, que desconoce la Junta y no toma en cuenta lo que significa el valor del tiempo cuando se trata de las actividades empresariales, como lo demuestran estos casos, al igual que su decisión de reducir las convocatorias de la Junta a reunión a una por mes. Alguien del Gobierno debería recordarle a este antiguo piloto que ahora preside un delicado organismo colegiado, y no es el capitán de un avión comercial.
Por Manuel Quiterio Cedeño