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Montevideo, ¿una ciudad con poco atractivo?

Con sus fachadas ennegrecidas por la contaminación y sus avenidas destartaladas, Montevideo esconde un rico patrimonio abandonado, asegura un amplio reportaje del diario español El País, publicado la semana pasada.

De acuerdo con El País, se puede decir sin exagerar que Montevideo es una de las pocas capitales del mundo que carece de circuito turístico. Es habitual ver a los visitantes deambulando desorientados por los barrios históricos, atentos a las sorpresas que las calles les descubren: edificios modernistas, palacios franceses o casonas coloniales.

Todos con sus puertas cerradas. Hay pocas guías turísticas que resuman la oferta de la ciudad, la señalización urbana casi no existe y los horarios de los museos son un desafío a la lógica. Estos pueden abrir tarde o no abrir, y permanecen cerrados los fines de semana.

Muchos visitantes se pueden quedar con la impresión de que Montevideo es una ciudad con poco atractivo.

Un malentendido que por el momento sólo pueden aclarar los expertos, dice El País. Entre ellos se encuentra la arquitecta Gabriela Pallares, quien conoce cada fachada de 18 de Julio, la principal avenida montevideana que tanto recuerda a la Gran Vía de Madrid a principios de los años 80.

Pallares es autora de un blog que ha tenido enorme éxito al denunciar demoliciones de edificios de interés artístico y hacer propuestas de mejora.

La arquitecta advierte que para apreciar la 18 de Julio hay que mirar hacia arriba, esquivando las marquesinas de las tiendas, el pésimo estado del mobiliario urbano, los puestos callejeros, la basura… entonces, aparecen las construcciones fastuosas. Edificios con una mezcla de estilos, algunos con una expresión más francesa, otros expresionistas o que adquieren las influencias del movimiento art déco.

“Aquí hay una cultura de que sólo lo moderno es bueno. Se cree que todo lo nuevo es mejor que lo antiguo, y eso es un error. Se pueden mejorar las cosas sin una inversión enorme, basta una buena iluminación, un poco de sentido común”, asegura Pallares.

Según El País, la decadencia de Montevideo empezó en los años setenta, junto con el descenso económico del país y la dictadura (1973-1984). Con la llegada de la democracia surgieron otras dificultades, como la magnitud de la inversión para recuperar una ciudad tan grande como París, pero con solo el 20% de la población de la capital francesa.

El ayuntamiento de la ciudad, en manos del izquierdista Frente Amplio, es también el objeto de muchas críticas, ya que la mayor parte del presupuesto municipal se gasta en pagar los sueldos de funcionarios.

Por todo esto, los tesoros de Montevideo están abandonados, pero en muchos casos también intactos. Para el matutino español, la capital uruguaya languidece mientas otras ciudades latinoamericanas como Lima o Guayaquil se renuevan, y otras como Santiago de Chile se entregan a una euforia de modernidad y consumismo.

En este año electoral, con las presidenciales previstas para octubre, ningún candidato parece tener un plan para Montevideo.

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